sábado, 19 de diciembre de 2009

Washington declara el estado de emergencia por tormenta de nieve


EFE - 12/19/2009

Washington.- Washington decretó hoy el estado de emergencia debido a una tormenta de nieve en la costa este de Estados Unidos, la peor de los últimos seis años, que ha obligado a cancelar vuelos, causado numerosos retrasos y dejado a miles de personas sin luz.

La tormenta, que continuará a lo largo de todo el día, ha dejado ya más de treinta centímetros de nieve en algunas zonas, según informó el Servicio Nacional Meteorológico, y los expertos predicen medio metro en el área entre Washington y Nueva York.

En Carolina del Norte, al menos 60.000 personas se quedaron sin luz la pasada noche debido al temporal.

La nieve obligó anoche al presidente de EE.UU., Barack Obama, que volvía de Copenhague -donde participó en la cumbre contra el cambio climático-, a regresar por carretera y no en helicóptero, como es habitual, desde la base aérea de Andrews a la Casa Blanca.

En anticipación a la tormenta, las líneas aéreas cancelaron numerosos vuelos, tanto internos como transatlánticos.

La línea aérea Delta anuló cerca de 500 vuelos, mientras que la compañía de vuelos baratos JetBlue suspendió en torno a los 150 en los aeropuertos de Washington y Nueva York.

En el Capitolio de Washington, donde los legisladores tratan de aprobar los proyectos de ley pendientes antes del receso navideño, numeroso personal optó por pasar la noche en hoteles cercanos en vez de arriesgarse a no poder llegar a las votaciones previstas a lo largo del fin de semana.

Hoy los senadores aprobaron por 88 votos contra 10 una ley de presupuesto de Defensa dotada con 636.000 millones de dólares.

Ante la importancia de este voto, el encargado de la logística del Senado había enviado un correo electrónico a los legisladores para advertirles de que si no podían desplazarse por el mal tiempo, se les enviarían vehículos del Gobierno y conductores especialmente adiestrados para transportarlos.

La institución Smithsonian anunció el cierre hoy de todos sus museos, que representan algunas de las principales atracciones turísticas de Washington, debido al temporal de nieve.

Además de Washington, también la ciudad de Filadelfia y todo el estado de Virginia han declarado el estado de emergencia.

El sistema tormentoso podría generar vientos de más de cincuenta millas por hora, lo que sumado a la nieve podría dejar una nula visibilidad. Las autoridades han pedido al público que en la medida de lo posible evite las carreteras.

En toda el área se han producido ya centenares de accidentes de tráfico debido al temporal.

La bella pagana es plural como el vasto cielo del Caribe


Por Mery Sananes | © mediaIsla

La aventura de adentrarse en un libro sin otra referencia que una portada y un título, algunas notas respecto a un autor con abundante obra publicada y premiada, nativo de República Dominicana y hoy convertido en importante académico de una universidad norteamericana, es sin duda un reto. Hablamos de Rituales de la Bella Pagana, de Fernando Valerio-Holguín, editado en Santo Domingo, en el 2009.

Más difícil aún cuando desde el inicio del texto el autor ya nos anuncia que estamos frente a un libro-collage, caótico como el amor, mitad dolor, mitad ficción, en el cual cohabitan leyendas, mitos, rituales paganos celtas, con diálogos escuchados en bares, confesiones de amigos y disertaciones filosóficas de varia naturaleza.

Es decir que nos toca recorrer desde El collar de la Paloma de Ibn Hazm hasta el Mar Caribe jamás ausente, cuando se trata de alguien que ha nacido a sus veras. Un libro construido sobre una metáfora que es a su vez, un ritual, una leyenda, una historia o un invento, que gira en torno a tres elementos que se convierten en uno: el amor, el vino y la poesía.

Difícil determinar si La Bella Pagana es la excusa para hablar sobre el silencio, la soledad y el amor que jamás cristaliza, a pesar de que se construye y reconstruye a si mismo en cada página del libro y de la vida, o si ella es el centro de lo inaccesible para llegar a conclusiones semejantes. En todo caso, ella o Angélica que es lo mismo, no es más que un esbozo de felicidad, la sospecha de un sufrimiento grande, un proyecto de sueño, de pasión y deseo, en fin un proyecto de incertidumbre.

Un libro espiral, una especie de laberinto que tiene un eje al que se vuelve sin volver, que atrapa sin atrapar, que enamora sin que el amor pueda durar más de siete días multiplicados por cuatro, en las estaciones del deseo, para llegar sin escapatoria a la estación del olvido, donde poeta, pintor y filósofo, se convierten en una misma figura contemplativa de aquello que no se habrá de recordar.

Un lenguaje exuberante, propio de una media isla que sabe de árboles frutales, de bares como confesionarios y del licor que destila las memorias que no llegan a ser olvidos. Lo más extraordinario y a la vez con lógico sentido es que aquella Bella Pagana, que reúne todos los requisitos del amor apasionado y resplandeciente, que conjuga todas las sensualidades y avenidas por donde corre un amor que se derrama como un vino, o un río sobre su presa, ofrendadora de su belleza en todas las facetas de la estación de los espejos, jamás llega a conocer el amor.

Y esa pagana de los rituales de luna, en toda su esplendorosa magnificencia, que atrae a todo el que llega a verla, asume sin desearlo su función de herida y sueño inconcluso, al ser violentada, como si el amor fuese sólo esa carga de sensaciones y voluptuosidades, más allá de ese vacío que se mueve en su interior y que ella devuelve a quien se le acerca, para ratificar que en un mundo sin amor, no existe la posibilidad del amor, ni aún traspasando los misterios de una deidad.

Porque tanto en el pintor, como en el poeta y el filósofo, el amor termina en el silencio de la desmemoria, porque no hay cómo ir más allá de la piel hasta rescatar a la bella pagana de su propia cárcel de belleza y sensualidad. Y con ella a quien sucumbe ante sus encantos y fascinaciones. Es un libro de amor donde el amor es el gran ausente.

Dígame qué increíble paradoja, que sin embargo pareciera contener el misterio y la clave de lo que está allí no para ser descifrado ni conocido, sino vivido, aunque en ese vivir se concluya en la estación de los olvidos, o condenado a una memoria móvil que es sólo un celaje de algo que es o no es, que se sueña y no se vive, pero que determina el vivir que no sería si no se refleja el sueño en el dolor que es compañero del amor, y a su vez del silencio, la poesía y el vino que sirve para hacernos descreer de unos y otros.

Lo que lo convierte en in imán es que no hay quien no haya soñado una Bella Pagana, o quien no haya hecho del amor pasajero que alienta la soledad del bebedor, del poeta, del filósofo, del pintor, y hasta del maestro, una transfiguración de todos los deseos y todos los sueños que están a flor de piel y en el interior de uno mismo, cuando del amor se trata, del olvido y la memoria, del silencio y la palabra que no conjuga sino lo que es inaccesible.

Y el autor se encarga de reiterarlo, una y otra vez, cuando sintetiza de qué trata esta historia sin historia, que a la vez determina sus rasgos. Una historia frágil como el amor, plural en la memoria de los espejos, que es un paraíso y la sospecha de una dulce agonía de felicidad. La historia de un agua que sufre y brota de las cuencas profundas de unos ojos cansados, una historia de fuego, soledad y desconsuelo, plural como la noche callada y también como una lágrima en busca de una caricia.

La historia de unas pupilas amargas mirando un pájaro alzar el vuelo en el alto cielo de la estepa, y también en la historia de un lento, punzante placer sin amor en el centro mismo de una constelación, sobre la alfombra de blancos nardos teñidos de sangre

Es la historia de la Bella Pagana que un día juró amar y al siguiente comenzó a diluirse en el sueño como un hilo de un agua muy fría de enero. La desgarradora y larga nota en la cuerda de un cello, la visión fugaz de una manada de panteras atravesando la noche esteparia. Un cielo apacible en agosto y unas palabras que duelen porque son ciertas.

Allí en cada una de esas indefiniciones está el juego y la tragedia, la risa y el dolor de lo que se conjuga y no se logra, lo que se sueña y no se inventa, lo que se quiere y no se alcanza, pese a que pase por las cuatro estaciones del espejo, del fuego, del hechizo y del hambre y sed, siete días en cada una, para que luego sobrevenga un siglo de ausencia y olvido.

¿Libro de la ausencia? Si como dice el autor, esta historia hubiese sucedido en el Caribe habrían brotado enormes corazones verdes enredados en las columnas de algún palacio abandonado, y habría brotado la sangre en la rabia secreta del puñal. Y si esta historia no sucede en el Caribe, del Caribe viene el autor, y la Bella Pagana se le antoja al poeta, plural como el vasto cielo del Caribe, aunque esté hoy anclado en las estepas de Colorado. Y ese caribe azul de aguas no pasa en vano por la historia.

Por eso la leyenda cobra nueva vida, y el amor alcanza cúspides que la palabra resguarda, aunque luego se despeñe. Por eso la Bella Pagana se hermana con Zamilda, ese personaje que se mueve en Memorias del último cielo, sin épica, sin orfebrerías célticas, pero bañado en las aguas de un atlántico que deja siempre huellas de amor en quien se moja en ellas.

Un recorrido, en fin, que le da cuerpo y vida a los sueños que cada quien ha tenido de hacer del amor mucho más que una catástrofe, o que la terrible desesperación del discípulo a quien el Maestro sumerge en el agua hasta casi quitarle toda respiración. Y sin duda, mucho más que el olvido.

Van Gogh, ¿era o no era un genio loco?


La experta británica Anne Dumas sostiene que tal vez sufriera algún tipo de epilepsia, pero que era un artista muy trabajador y concienzudo. Además, dice que era fanático de Shakespeare y Dickens, a quienes leía en inglés.


© Letra Ñ
Fuente: mediaIsla, Boletín 1155

Contrariamente a su imagen de leyenda, proyectada por el cine, Vincent van Gogh no era un "genio loco", un "maníaco" que creaba a golpe de inspiración visionaria, sino un artista tremendamente trabajador y concienzudo. "Se cree que sufría algún tipo de epilepsia, pero no trabajaba cuando se encontraba en ese estado", señala la experta británica Ann Dumas, que prepara la exposición "El auténtico Van Gogh: el artista y sus cartas" para la Royal Academy of Arts londinense (del 23 de enero al 18 de abril del 2010).

"Es cierto que era una personalidad apasionada, pero al mismo tiempo tenía una gran cultura, fruto de su voracidad lectora", agrega Dumas, según la cual entre sus autores favoritos estaban William Shakespeare, George Eliot o Charles Dickens, a los que podía leer directamente en inglés. "Van Gogh era además un excelente escritor", afirma la experta, que dice que la exposición podría haberse titulado también "Van Gogh, escritor y artista".

La Royal Academy reunirá, junto a 65 pinturas y treinta dibujos, cerca de cuarenta cartas, escogidas, según Dumas, de entre el centenar que contienen dibujos mediante los cuales el pintor informaba visualmente a su hermano, Theo, del cuadro en el que estaba ocupado o que acababa de pintar. Van Gogh fue un artista tremendamente prolífico ya que en los diez años de actividad artística de su corta vida (1853-1890), produjo más de 800 cuadros y 1.200 dibujos. Pero fue también un asiduo escritor de cartas: se conservan 902, de ellas 800 en el museo Van Gogh, de Amsterdam, que constituyen un testimonio excepcional sobre la evolución de su arte y sus opiniones en torno a otros pintores o escritores como Delacroix, Degas, Emile Zola o Dickens. La mayoría están dirigidas a su hermano, que apoyó a Vincent económicamente durante toda su vida, pero Van Gogh escribió también a otros familiares, como su hermana, Wilhelmina, o a otros artistas, entre ellos Anton Van Rappard, Emile Bernard, Paul Gauguin o el australiano George Russell.

Emile Bernard fue el primero en llamar la atención del público sobre las cartas de Van Gogh al publicar algunas de las recibidas de su coleta en la revista de arte francesa Mercure de France. En 1914, la viuda de Theo, Jo Van Gogh-Bonger publicó en forma de libro una primera edición de las cartas, pero hasta este año no había aparecido una edición completa y anotada (Thames & Hudson). Antes de dedicarse a la pintura, Van Gogh trabajó como su hermano varios años —tres de ellos en Londres— como marchante para la firma Goupil & Cie, en la que trabajaban también sus tíos. Se sabe que visitó la Royal Academy of Arts y también la Dulwich Gallery, señala Dumas, según la cual durante su etapa de marchante pudo ver no sólo cuadros de la escuela holandesa y la francesa de Barbizon (Corot, Rousseau, Millet, Daubigny) sino también muchas reproducciones de obras de arte con las que trabajaba también aquella firma de marchantes.

"Van Gogh coleccionó numerosas fotografías y estampas de revistas británicas, entre otras. Estaba muy interesado en todo tipo de material visual", explica Dumas. Para la exposición londinense, la Royal Academy no ha conseguido que viajara ninguna de las cartas dirigidas a Emile Bernard que se conservan en la colección del Morgan Library & Museum de Nueva York ya que estuvieron ya expuestas durante algunos meses en aquella ciudad y son muy sensibles a la luz. Sí llegarán en cambio otras igualmente si no más importantes, explica Dumas, incluidas las dos últimas que escribió a su hermano poco antes de quitarse la vida en un campo cerca de Auvers. Vincent llegó a poner en el correo una de ellas, la de tono más optimista, mientras que la otra la llevaba encima en el momento de efectuar el disparo fatal. [giecoleon]

Para el Terror que ya es un Ángel…


"God On My Side" | Luis Terror Días


Por María Teresa Puigbó|© mediaIsla

Siempre me dijiste que Dios estaba de tu lado; que no tenías miedo a la vida;

Me cantaste "Ratos de Ocio" enterito en el sillón de atrás de mi auto tan feliz, tan feliz… mientras me decías "Búsquese una jumbo, veterana."

Y recuerdo como decías riendo "yo me amo, yo me amo", "me gusta mí música";

Luego pintaste mi cara en una hoja en el Parque Duarte con tanta destreza y dulzura;

Y fuimos al Festival de Atabales Sainaguá y todos te saludaban con admiración y tú tan calladito y humilde;

La charla del colmadito de la otra esquina que no era la tuya donde me hablaste de Pía y su hermanito mellizo, el cuento taíno, me definiste los vocablos taínos y sus significados y después nuestras conversaciones sobre mitología griega, Eros y Psyche eran de tus favoritos, de cómo te fascinaba Edgar Allan Poe y de repente tomabas una hoja y me tarareabas lo que ibas escribiendo que surgía de cualquier detalle con las letras que acompañaban; y como entrabas en Casa de Teatro y te decían "Maestro" y tú, tranquilito, le tocabas la canción que el cantante quería cantar, humilde como la tierra y te despedías y te esfumabas en la noche;

E irte a buscar para recoger al anciano que una vez fue una gloria deportiva del país, para llevarlo a su casa porque estaba pasao' de tragos y acostarlo y dejarle la puerta cerrada.

E ir donde la "junkie" alambre, moribunda, a pasarle la mano, darle masajes y tú mismo hacerle una sopita de pescado para alentarla.

Y toda esa humanidad tuya, tan grande como tu talento, "Hay que hacer el bien siempre", decías después de estos periplos.

Por eso me niego, la rechazo, la deniego, la destruyo, la decapito, la destajo, la destartalo, la demuelo, la deambulo, y la fulmino, ¡A ESA MENTIRA DE QUE HAS MUERTO!

El Terror no ha muerto na', está con Anacaona, Enriquillo, Salomé Ureña, Martí, Hostos, Liborio, Mamá Tingó, Francis Caamaño, Amín Abel, Orlando, Poe, Whitman, Cortázar, Carpentier, Dalí, Picasso, Nijinsky, Lennon, Mercedes Sosa y todo un séquito exquisito, que el Barón del Cementerio le tá' preparando su sitio!!! y el no come pendejá... Veteranoooo....tu yola se fue!!! WITH GOD ON YOUR SIDE!!! [María Teresa Puigbó, dominicana, abogada, periodista y traductora]

No ha muerto na


Por Arturo López | © MEDIAISLA

Luis el militante, luis folclorista, luis roquero, luis el de marola, luis el de ay ombe, luis el del Tecno-Amargue, luis bachatero, luis el radical, luis el anti-sistema, luis contemporáneo desde la sabana del espíritu santo, luis el palero, luis el que no come pendejá, el shaman olivorista, luis el autodestructivo, luis el carnavalero, luis el que baila en la calle, luis el de la izquierda rumbera, luis el de Anaísa, dónde está Transporte Urbano, que traigan a Convite, a la reverenda, los paleros de Sainaguá, dónde está Fradique, Dagoberto, que lo entierren con salve, que toquen los Congos, que salgan máscaras, las Cachúas, que traigan la Sarandunga, y que no dejen a Berto, dánde está el Ga-Ga de Palavé, el Ga-Ga de la Seja, que toquen merengue con guitarra, Juan Francisco, Duluc, Gay, que le toquen al TERROR, que lo entierren con una máscara de lechón, con un vestido de los papeluses, que los abre caminos rompan la miseria del Batey, que bajen los Misterios, por qué no invitaron a los Guloyas, a Linda, al Primo, dónde está la Dra. Rosenberg, que la Izquierda Revolucionaria diga algo ante el féretro, que los intelectuales opinen, que los sindicalistas declaren una Huelga General, que los poetas salgan de sus buhardillas, Silvano viene de camino con el acordeón de Guandulito, dónde están sus amigos de Washington Hights, que el Presidente de turno se dirija a la Nación, que el alto mando militar rinda honores Patrios, que lo velen en Capotillo, Cristo Rey, Los Minas, Los Guandules, en los cordones de miseria, que lo Entierren con Pichirilo, que toquen palos ,que toquen palos, coño, que el TERROR no a muerto, que bailen Ga-Ga, que suelten el Carnaval que el TERROR no a Muerto. [Arturo López, profesor, actor, director, e investigador Teatral]

Luis Días: Vivir la alegría y vivir la libertad


Si he de morir, que sea de una pasión sin nombre... | Luis Días


Por Jochy Herrera | © mediaIsla

¿Y quién carajo era Luis Días, un personaje definido por otros como artista gráfico, compositor, intérprete, poeta, músico, folclorista, productor, investigador, docente y actor; alguien a quien apodaron el Terror? ¿Quién es capaz, en su sano juicio, de embarcarse a la aventura de ser, simultáneamente, diez sujetos en un Yo? Luis Días Portorreal (Bonao, República Dominicana, 1952-2009) fue la afrenta de un versátil hombre de su tiempo: el artista, el amigo, el bonachón, el contradictorio, el genio musical, el atormentado, el que "no bregaba con la tristeza" en su sano juicio. El Terror acaba de morir, y nosotros nos secamos las lágrimas para reír con él.

La última vez que lo vi, hace ya más de un par de años, en pantalones cortos, sacudía el bajo tras el eco de la percusión de Fellé Vega en el legendario barrio santiaguero de Los Pepines. Allí lo vi arrancándole lágrimas y risas al instrumento, moviendo la cara como sólo él sabía y atrapando al público con la natural magia con que su música nos envenenaba la sangre. Me habló de la felicidad y los nuevayores de los 90; de los músicos de Jerry Gonzalez y The Fort Apache Band; de aquella voz icono cibaeño —Vickiana—; de Andresito Reyna, Shakira-baila en la calle y Tangamana, catarsis donde rogaba ...yo no quiero que me pase lo que me pasó a mí mismo… y donde suplicaba que le permitiesen mirar la noche con su luna de aspirina. Hablamos también de La Habana y el legendario Onceno festival de la juventud; de la sociología del ron Brugal y de los amigos comunes: los Logroño, el Cuquito, Luis Tomás, y un sin fin de gente que de seguro, desde hace unos días, han sacado de sus baúles uno que otro de los trabajos definitorios de su discografía.

El reconocido escritor dominicano León David nos indicaba recientemente cómo la música —con su carga renovada de vida nueva— "es parte de la zona más genuina, feraz y permanente de la existencia". Y nuestra identidad, a mi parecer, es el fuego que alimenta tal existir. Hablo, por supuesto, de la identidad que perseguimos, no de la supuesta. No de la impuesta y no de la heredada: hablo de aquella identidad que nos proponemos encontrar. Y parte de la genialidad que Luis Días nos ha legado radica quizás en la construcción de la tan cacareada identidad dominicana: existir(nos) mientras nos definimos, encontrar(nos) en nuestro ejercicio cotidiano, buscar(nos) tras la vellonera, el poema, la historia y los ritmos; con el dolor del campo y la vorágine citadina, Washington Heights incluido. Es decir: Luis Días quiso invitarnos a comenzar a sernos los dominicanos que aún insistimos en querer ser.

Luis Días rescató ritmos y tonadas como nadie nunca lo hizo, y el grupo Convite, para cualquier generación más allá de 1972, es la referencia del folcrore que aún no ha alcanzado los premios nacionales. Convite fue además el espejo de lustros turbulentos donde darle la mano a un obrero representaba el ideal de una generación que todavía no sucumbía al desagravio y la desazón. Sonia canta a los poetas de la patria (1978) es el siguiente eslabón de Días, esta vez en rol protagónico de un espectáculo donde en palabras de Miguel Mena, "...el músico está trayendo al poeta al escenario"; un legendario concierto que justifica con creces la pregunta que Mena lanzó hace ya siete años: ¿Merece Luis Días un puesto en la literatura dominicana?

Transporte Urbano, el rock integrado al ritmo nacional, y la tecnobachata, son a mi parecer, las indiscutibles contribuciones que el Terror aportó al ethos musical dominicano. El asombro de recrear la crónica de lo cotidiano en un diálogo con lo popular —en el sentido más hermoso de la palabra—; trátese ella de un colmadón, una comarca, un batey o un vecindario de Monte Plata, tal como me contó José Rafael. El exprimir el merengue, los palos y la bachata, la voz de la calle haciendo arte mientras se baila, es reflejo del modus vivendi del Terror. Sus declaraciones en entrevistas pasadas hablaban de cómo él se diferenciaba de otros autores al negar la tristeza y abrazar la alegría; de cómo siempre quiso que sus letras no narraran únicamente la aventura personal, de que los temas íntimos fuesen sacados al ámbito de lo colectivo; y cómo su ritmo favorito siempre fue el rock: "...porque me da la libertad de poder fusionar y reforzar los colores con mayor contundencia, de usar sonido como parte de la música".

¿Será posible entonces recordar a Luis Días aprendiendo de él, bailando con él, celebrando con él? ¿Soñar, por un segundo, con la alegría y la libertad que a su parecer adjudicaban sentido a la música? Pienso que sí, porque en algún lugar entre las páginas de su libro Tránsito entre Guácaras (CEDEE-INTEC, 1986), aparece, como un asomo de esperanza, una oración de inspiración taína que reza así: Espíritu inquieto, soñador, gestador del viento / Que una vez sin nortes las ciudades te convertiste en única vía / No dejes que se me pierda el mar ni el rocío. Métele soles a nuestros ríos / Reparte tus culebras de esmeraldas por los bosques donde te perdiste. [Jochy Herrera, escritor dominicano radicado en Chicago. Autor de Extrasístoles (y otros accidentes]

lunes, 14 de diciembre de 2009

Incautan apartamento a hija del fallecido Milton Peláez, vinculada a Figueroa Agosto


Moscoso Segarra dijo que presentará el recurso en vista de que el apartamento está “directa e inequívocamente vinculado a Agosto” y que es de su propiedad y no de Peláez.


Fuente: listindiario.com/app/article.aspx?id=124883

Santo Domingo.- La Fiscalía del Distrito Nacional investiga a una hija del fallecido productor de televisión, Milton Peláez, por presunto lavado de activo y su supuesto vínculo con el fugitivo José Figueroa Agosto.

La investigación que realiza el Ministerio Público en contra de Mary Peláez Frapier se produce luego de que se incautara de un apartamento de lujo en Cabarete, Puerto Plata, propiedad de Agosto, en cuyo caso están vinculados además, Sobeida Félix Morel y Eddy Brito.

El apartamento, incautado a Figueroa Agosto, pero que está registrado a nombre de Peláez Frapier, es el 1132, del complejo turístico Ocean One.

El mismo fue registrado por un equipo conjunto de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), y de la Fiscalía del Distrito Nacional, quienes han incautado el inmueble en virtud de lo establecido en el artículo 188 del Código Procesal Penal.

Por otro lado el fiscal del Distrito, Alejandro Moscoso Segarra, dijo que recurrirá la decisión del juez de la Segunda Sala Penal del Distrito Nacional, que acogió un recurso de amparo presentado por Mary Peláez quien reclama la devolución del apartamento incautado en Arroyo Hondo y que se le atribuye ser propiedad de Eddy Brito.

Moscoso Segarra dijo que presentará el recurso en vista de que el apartamento está “directa e inequívocamente vinculado a Agosto” y que es de su propiedad y no de Peláez.

“La señora Peláez se ha prestado como testaferra del narcotraficante, ya que tanto la residencia de Arroyo Hondo, como el apartamento incautado en Cabarete están valorados en más de un millón y medio de dólares, lo que será probado en su debido momento”, indicó Moscoso Segarra a la salida de su despacho.