viernes, 5 de junio de 2009

Organizaciones celebran día de las madres en Newark


La vice alcaldesa de Newark, Margarita Muñiz tras participar en la celebración del día de las Madres Dominicanas.


Por Rolando Hernandez

Newark, Nueva Jersey.-Con la asistencia de destacadas personalidades, diversas organizaciones dominicanas, celebraron el pasado domingo el Dia de las Madres Dominicanas en la ciudad de Newark.

En la actividad que se desarrolló en el Restaurante Branch Brook Manor y a la que asistieron decenas de madres, no solo dominicanas fue organizada por el Consejo de Organizaciones Dominicanas del Condado Essex (Condex).

Las madres que disfrutaron de un encuentro que se prolongó por más de cuatro horas, además de ser reconocidas con proclamas de la ciudad de Newark y el Condex, recibieron regalos como canastas, boletos para cenar en varios restaurantes, y autorizaciones para el envío de cajas a la nación dominicana a través de la agencia YZ Internacional.

En el encuentro, donde todos los presentes disfrutaron de varias presentaciones artísticas y en la que se entonó el himno a las Madres, tomaron la palabra, la presidenta del Comité Organizador, Alba Rosa Mateo, el Concejal por la ciudad de Newark, doctor Carlos González y la Vice alcaldesa, Margarita Muñiz.

En su intervención, Rosa Mateo, además de agradecer a los presentes su asistencia al acto, destacó como un gran logro la realización de la actividad en la que no solo se rindió homenaje a las madres dominicanas, sino a todas las hispanas que residen en el Estado de Nueva Jersey.

"Estoy feliz y orgullosa de poder estar aqui con ustedes en este día tan especial en el que debemos rendirle homenaje a esas mujeres que lo dieron todo para que con su ejemplo, hoy podamos ser lo que somos en los Estados Unidos", dijo.

De acuerdo a la activista social, más que una simple celebración el Día de las Madres, debe mantenerse a diario como una "forma de decirle mamá te queremos".

En la festividad en la que cada una de las madres recibió un clavel rojo de parte de los organizadores, Muñiz, destacó, la trascedencia de las madres en ocuparse y preocuparse por educar a sus hijos en los Estados Unidos.

“Las hispanas debemos sentirnos orgullosas de que a través de nuestras vidas, pudimos contar y aun contamos con madres que a diario nos enseñan el camino correcto a seguir”, afirmó la funcionaria de origen puertorriqueño y quien residió por un largo tiempo en la República Dominicana.

Mientras que el concejal Gonzalez, reconoció que si en la actualidad, miles de hispanos han logrado sus objetivos en la Unión Americana se debe a la dedicación de esas mujeres que se han sacrificado como inmigrantes para que sus hijos puedan educarse en la tierra del Tio Sam.

“Frutos del esfuerzo de esas madres dominicanas y otras nacionalidades, hoy se puede decir que los dominicanos ocupan un espacio importante en la ciudad de Newark donde son los llamados por su presencia a también formar parte del gobierno municipal”, afirmó el también político puertorriqueno.

El encuentro que fue bendecido por la señora Juana Diaz y que tuvo como maestro de ceremonias al activista social, Gil Mejia fueron reconocidas como madres ejemplares del año, Maria Teresa Feliciano, Elba Familia, Dulce Rosario, Oneida Vidal, Noemí Gaston, Rosa Madero y María Cesareo.

El evento conto con la participación de representantes de la Asociación de Profesionales y Técnicos, Quisqueyanos Unidos, Asociación de Comerciantes, Asociación de Educadores, Vecinos en Acción, Cámara de Comercio del Condado Essex y la Asociación de Estudiantes Dominicanos, entre otras.
Rhernandez5@hotmail.com

jueves, 4 de junio de 2009

Don Delillo: Apocalipsis al nivel de la calle


El tiempo comenzó a cambiar cuando los dueños de las corporaciones empezaron a recibir más respeto y consideración que los jefes de Estado.


Por Matilde Sánchez | © Clarín

Es una de las voces más brillantes de la novela posmoderna estadounidense, cuyas visiones lo emparentan con George Orwell, en un registro que conjuga el realismo con la ciencia ficción. Don DeLillo reflexiona aquí sobre Nueva York, la ciudad que lo hizo escritor, las limusinas, la velocidad y el dinero: "La tecnología nos ha vuelto maleables, inocentes y muy supersticiosos".

Caminar ahora por la zona del Ground Zero ya no sólo habla del 9/11. Ahora es además una metáfora —grotesca, por lo textual– del "derretimiento" de los mercados. El sitio participa como ningún otro de lo que el filósofo y urbanista francés Paul Virilio llamó el accidente global , la catástrofe local que se centuplica en lugares apartados en virtud de un relato colectivo ejemplarmente dominante. Crisis de crisis encadenadas a las que se suman ahora las narrativas de la alarma sanitaria, todo ello alimentado y producido por las cadenas de noticias, en tiempo real, las 24 horas. No es la vida estrictamente; es la realidad, mitad inevitable y mitad inducida, de las pantallas y pizarras electrónicas de Times Square. Ese es el universo DeLillo: el Apocalipsis "al nivel de la calle".

Nadie tuvo mayor antena que este escritor, nacido en el Bronx pero hoy vecino de Brooklyn, para narrar las corrientes que alientan en la multitud, ya se trate de una estampida ecológica o de la marea de fanáticos rumbo al superclásico de béisbol. Exploró todas las posibilidades del accidente, incluido el avatar de los mercados y encontró la forma y el lenguaje para representar las grandes avenidas del presente –y digo avenidas porque ningún otro autor norteamericano auscultó con tanta sutileza los devenires de la ciudad cosmopolita, un camafeo del mundo a escala, en este, el tiempo que Jacques Derrida llamó "modernidad tecnocapitalista".

El primer libro que lo dio a conocer en grande fue Ruido de fondo , con el que ganó el National Book Award en 1985. Allí una familia bien acolchada en el consumo y los paraísos suburbanos de pronto se ve lanzada al éxodo. Y en 1991 vino el premio Faulkner del Pen Club para la extraordinaria Mao II . Aunque tramos del Muro de Berlín todavía no habían sido demolidos, él había aislado en plena Guerra Fría los elementos "futuribles" del presente, en la mejor tradición visionaria de George Orwell. Varias novelas de DeLillo presentan a terroristas y conjurados internacionales: de hecho, la conspiración es la unidad mínima de la política. ¿Pero hasta qué punto puede seguir llamándose ficción a sus cuadros con presagios, en los que la televisión y la sociedad del espectáculo ya son parte de nuestra fisiología? Su obra, muy pronto emparentada con la de Thomas Pynchon (con quien se dice que juega al poker una vez por semana, aunque él lo desmiente), no parece nutrirse tanto de la tradición literaria de su país como de los titulares de los diarios, leídos con un ojo radiográfico. DeLillo es un marciano ante la caja boba. Los medios y la realidad que éstos construyen han sido, junto con la ciudad, su objeto de inspiración y espanto. Pero cuando se lo mencione a él va a negar que sus libros surjan de ensoñaciones futuristas a partir de los titulares –como sí le ocurre a Lauren Hartke, protagonista de Una artista del cuerpo –, sino de una gran cantidad de estímulos que no puede rastrear.

Después de Submundo , su gran obra coral, escribió novelas intimistas basadas en la precisión de los climas y un diálogo en hilachas; es decir, enfocó las consecuencias del "tecnocapitalismo" en la subjetividad. Es el caso de Una artista del cuerpo , Cosmópolis y El hombre del salto , y de cuatro obras teatrales representadas en diversos escenarios pero inéditas en castellano.

"Me convertí en escritor por el solo hecho de vivir en Nueva York y atender a las cosas buenas, prodigiosas y aterrorizantes que la ciudad logra ensamblar", explica. Prefiere enmascarar sus lecturas con un tono diminutivo que no llega a falsa modestia, con ese gesto de muchacho mayor nacido en el Bronx, hijo de inmigrantes italianos: todo en él es suave y a la vez callejero y el rostro sugiere a un ex rufián reencauzado, sin otra secuela que unas mejillas poceadas. Nuestra charla tuvo lugar en abril en las oficinas de la agente literaria que lo acompaña desde Americana , su primera novela.

—Impacta releer "Cosmópolis": Eric Packer, protagonista de la conectividad global, sostiene que el presente es cada vez más difícil de encontrar. Fue succionado para dejar lugar al "futuro de los mercados incontrolados y de un desmesurado potencial inversor". En su Nueva York aparece la ciudad mutiétnica en la que cabe el mundo, pero Packer se siente más en casa ante el goteo de cotizaciones bursátiles de Corea, Japón y Rusia. En el brillo hipnótico de la pantalla líquida ve "el resplandor del capital cibernético". En " Jugadores" , de 1977, el esposo se ve envuelto en un atentado contra la Bolsa de Comercio y su mujer trabaja en el WTC. El matrimonio contempla un avión acercándose demasiado a las Torres Gemelas: "Parece que fuera a chocar", observan. Su realismo es muy próximo a la ciencia ficción.

—Para mí la diferencia entre géneros es muy borrosa, en verdad. En Jugadores , el supuesto vaticinio no surge de una teoría previa sobre las finanzas sino de una experiencia al nivel de la calle. Yo tenía un amigo corredor de valores que se pasaba cada mañana en la Bolsa, estamos en los años 70. Yo tenía la idea de un personaje comisionista y él me llevó al piso, algo que hoy no sería posible. Aunque estuve allí apenas una hora, pude entender cómo funcionan la ansiedad, los nervios, la conmoción, la presión intensísima de la vida de los agentes entre las 9 y las 15. Lo sorprendente era lo irreal de toda la situación, los movimientos de gente real haciendo cosas que están más allá de mi entendimiento, su carácter de burbuja, su virtualidad. En la Bolsa no hay nada, ahí no está el dinero, es inmaterial, y sin embargo, gobierna el mundo. Esa visita fue crucial.

—Usted ha sido comparado con Ballard y Orwell por este carácter visionario; ¿cómo funciona el radar?

—Cada uno de mis libros llega primero como una visión tridimensional. La calle no siempre es la fuente. A veces tengo una idea, otras es una foto que me impacta, como en El hombre del salto , la foto del trabajador que sale de las torres con el portafolio cubierto de polvo. Es misterioso. De hecho, lo que me encanta de la ficción es este misterio: ¿De dónde diablos llegan las ideas? Siempre es difícil saber si uno tomó el camino correcto en la ficción. Claro que el camino correcto no existe, sobre todo si uno va por el comienzo.

—En "Los nombres", de 1982, se vislumbra que el mundo está por dar un giro drástico aunque aún no se vea adónde. Se trata de un texto de la Guerra Fría, con personajes de expatriados marcados por la paranoia y los oficios clandestinos.

—Lo escribí a fines de los 70. En mi vida y en eso que llama mi carácter visionario, fue importantísima la experiencia de emigrar por tres años a Grecia. Renovó por completo mi manera de hacer ficción y me convenció de la enorme relevancia de la literatura. Tendría que esforzarme mucho y más. El hecho de que estuviera en un país con otro idioma me hizo prestar mayor atención al mío.

—Alguna de sus novelas sugiere que usted se inspira en cierto residuo ficcional de las noticias, digamos, en el reflujo de un informativo tal como aparece en un sueño. ¿Fecharía en esa estadía griega la percepción de una globalidad que reptaba bajo la Guerra Fría?

—En Atenas tuve una gran perspectiva del terror político y religioso que nos rodeaba. Eran los años de la revolución en Irán y el Líbano estaba en guerra. Atenas estaba llena de refugiados de Beirut y había coches bomba y protestas antiamericanas a toda hora. Ahora que están dando Hunger , el filme notable de Steve McQueen, recordé que entonces las protestas por los militantes del IRA estaban a tope y la embajada norteamericana tenía pintadas con. "Liberen a Bobby Sands", el independentista irlandés que hizo la huelga de hambre. Todo ello fue a dar a Los nombres en base a entradas cotidianas que yo registraba casi como en un diario. Me hizo mucho más consciente de la disciplina que se necesita para crear una novela significativa. Sólo después llegó Libra , cuyo tema, el asesinato de J. F. Kennedy, un hecho de semejante magnitud histórica, me hizo sentir todo el peso de la responsabilidad. El escritor debería sentir siempre la exigencia de los antecedentes literarios. Si uno escribe en inglés, debe tener presentes a los maestros, nombres como James Joyce.

—¿Tuvo un llamado del compromiso?

—Sí y no... Libra : la empecé al enterarme de que Lee Harvey Oswald, el asesino del presidente Kennedy, vivió y creció en el Bronx, como yo y por los mismos años. Oswald vivía apenas a cinco cuadras de mi casa cuando él tenía 13 y yo 16. Eso me dio la sensación de estar sumergiéndome en un momento crucial de la historia de mi país. Nunca antes me había concebido como esa clase de escritor. Entonces volví a mi viejo barrio y a la casa del asesino de Kennedy. Supongo que eso sigue siendo el nivel de la calle...

—Las Torres Gemelas aparecen en pie en tres de sus novelas, antes de aparecer en ruinas en "El hombre del salto". Siempre son una instancia tétrica del circuito urbano.

—Es que las vi levantarse en el horizonte, con eso bastaba... Nunca fui optimista sobre el influjo de las Torres. Mi esposa y yo vivíamos en la calle 32 en ese momento, a casi treinta cuadras, y estábamos construyendo una terraza. No bien la construcción superó cierta altura, ya se podía apreciar que era un ejemplo de arquitectura catastrófica, tan descomunal y omnipresente. La única manera de que pudiéramos soportarlas era por su dualidad, una sola habría sido enloquecedora. Al menos siendo dos, se neutralizaban y suavizaban por su diálogo de luces en espejo.

—Volvamos a "Cosmópolis". Packer apuesta su fortuna contra el yen. Se publicó en 2003 y fue leída como un retrato de George Soros cuando perdió los dos mil millones apostando contra el rublo. Pero ahora se la lee como su novela sobre las Torres.

—¿Cuándo fue lo de Soros? No tenía ni idea, él no fue mi referente. ¿Sabe cómo surgió ese libro? Con la idea de hacer una novela sobre la pesadilla del tránsito entre el este y el oeste de Manhattan en un día laborable. En una de mis caminatas por la ciudad me encontré ante un nuevo edificio resplandeciente en la 47 y la Primera avenida. Me dije, "Podría ser la vivienda de un multimillonario". La segunda cuestión: a comienzos del 2000 era el delirio de las limusinas blancas. Me dije, "¿Qué pasa, qué hace esta gente en estos ridículos autos descomunales, un pasajero y un conductor en un espacio de diez metros de largo que no deja sitio a nadie? Entonces imaginé a un tipo brutal y al mismo tiempo capaz de conmoverse con la buena poesía –seguramente porque mi librería favorita, el Gotham Book Mar t, que fue devorada por la expansión inmobiliaria, quedaba justo en la 47. Hay más que eso, claro, pero quiero decir que así surgió. La estructura nunca está allí al comienzo, es una construcción lenta.

—Allí aparece otro de sus temas, la exploración de una sexualidad muy maquinal, propia de la era de la hiperconexión, ¡casi una pornografía de videojuego! Packer se mueve en altas esferas inmateriales pero coge como un robot en la limo, en un callejón, en una toma de desnudo masivo que evoca una producción de Spencer Tunnick.

—Sexo, tiempo y dinero, ¿eh? Llegué a inventar una teoría... Usted conoce el dicho, el tiempo es dinero. Cosmópolis refleja la descomunal importancia que el dinero cobró por estos años, hasta cambiar nuestra percepción del tiempo. El tiempo empezó a pasar más rápido al comienzo del siglo XXI. Eso se vuelve literal en el libro, cuando el personaje ve en su televisor de la limo cosas que aún no han sucedido. El tiempo rebasó sus límites convencionales. Esto es posible porque el mundo occidental tiene esta fijación obsesiva.

—¿Cree que el dinero, y no la tecnología, aceleró el tiempo ?

—Ambas cosas van juntas, desde luego. Fecharía el cambio de nuestra percepción temporal en los primeros años del presente siglo pero no en el comienzo. Esto fue evidente para mí cuando los dueños de las corporaciones empezaron a recibir más respeto y consideración que los jefes de Estado. Packer está viendo pasar toda su vida en un día, por eso todo es tan intenso, incluso el sexo. Por un lado, él da el sexo por sentado, es algo que se debe hacer; pero por el otro, sexo y dinero son las únicas cosas que lo hacen respirar. Por eso el sexo tiene una cualidad tan tecno; Eric le pide a su guardaespaldas que le dispare con una arma de utilería, para experimentar, cuando jamás le pediría que lo apuñale; no es tecno, la sangre lo espanta.

—Después de "Submundo", usted narró relaciones de intimidad y encierro con unos pocos personajes, algunos en soliloquio. ¿Cómo se vuelve a escribir después de una obra así?

—Como se vuelve siempre... En mi caso con una idea: una pareja tomando el desayuno a la mañana, la forma en que se mueven en el espacio familiar, la clase de conversación abreviada de quienes se conocen bien. Con Una artista del cuerpo empecé a interesarme mucho en el tiempo. Es tan difícil escribir sobre el tiempo. En esa novela, el Sr. Tuttle anda en busca de una dimensión del tiempo que no es la nuestra. Algunos lo interpretan erróneamente como fruto de la imaginación de la protagonista pero para mí no lo es. Tuttle es de lo más real, sólo que vive en una dimensión fuera de las que nosotros consensuamos como realidad. Tuttle ve todo el tiempo lo que va a ocurrir porque él vive allí, sin pasado, presente ni futuro; y esa es su enfermedad congénita. Fue Einstein quien observó que el tiempo es una ficción; nos reinventamos el tiempo cada mañana para conservar la cordura.

—¿Y el espacio? Usted y yo podemos hablar sin saber en qué punto nos encontramos. La presencia del otro ya no es fehaciente. Hoy día somos ubicuos por primera vez en la historia. Podemos ser personajes de Philip Dick.

—Especialmente si uno vive en la ciudad, la tecnología vuelve el tiempo más intenso y, sobre todo, inmediato. Es cierto que el espacio también se ha vuelto ficcional. Los relojes digitales separaron el tiempo del espacio. En el reloj de números, la distancia de la aguja relacionaba el tiempo restante para una cita con un tramo material, el que espacio que le faltaba recorrer en el cuadrante. De algún modo, uno encajaba las actividades de modo imaginario allí. Ahora el espacio a recorrer, el tiempo que falta transcurrir ya no está en el instrumento. Es numérico y por lo tanto, virtual.

—"Una artista del cuerpo" no les gustó a los críticos de su país. La consideraron europeizante.

—Creo que esa no la entendieron... En cambio, en Europa motiva adaptaciones para danza, ópera, lo que se le ocurra. No podría decirle por qué me dediqué a los individuos. Pero en todos esos libros, sabía que tendrían pocos personajes y que serían pequeños.

—Aunque usted había trabajado el tema, "Submundo" es su novela sobre la Guerra Fría.

—Esa sí que surgió de los titulares... En 1951 hubo un histórico partido de béisbol entre los Dogers y los Giants. Cuarenta años después, a raíz del aniversario, volví a recordarlo, yo sentía la picazón misteriosa de que podía llegar a escribir sobre él. Fui a la biblioteca y encontré que en la edición del día posterior, el 4 de octubre, el New York Times había hecho su tapa con dos titulares que competían en idéntico número de líneas, uno, el partido, el otro, la noticia de que los soviéticos habían detonado una bomba atómica en Kazhajstán. La simultaneidad me golpeó. Me lanzó estilo apóstol, "Ve a predicar por el mundo ..." Así fue como me embarqué durante cinco años en esa novela gigantesca. Y por eso la Guerra Fría se convierte en algo tan significativo para el libro, por la detonación. En cambio, Mao II surgió de la foto de un casamiento colectivo de la secta Moon en Corea. La vi y me inquietó, ¿qué diablos hacen todos estos chiflados juntos? Parecían un batallón, salvo que se estaban casando. No eran soldados, eran seiscientos novios.

—En sus libros, la identidad del otro, con sus creencias y valores, suele ser una variable de la seguridad urbana, se trate de un terrorista o de un chofer inofensivo. ¿Cómo recibe el regreso de la religión como razón política en el mundo entero?

—Bueno, ese otro mundo se siente amenazado por nuestro credo científico; consideran sobre todo que nuestra velocidad contemporánea y los derechos de la mujer ponen su mundo en peligro. Tomemos por ejemplo la clase de religiosidad de los terroristas en el 9/11; el personaje de Hamad, en El hombre del salto , está convencido de que la muerte es más fuerte que la vida y eso lo tiñe todo. Por otro lado, es cierto que cuesta creer y explicarse cómo persiste el fundamentalismo en casa, al punto de negar el darwinismo. La novedad es que algunos autores realmente ilustrados ahora alumbraron este concepto del Diseño Inteligente, a fin de terciar entre esos mundos tan contrapuestos. Usted debe tener en cuenta que los Estados Unidos es un país enorme y sus partes avanzan en eterna reacomodación. A los que llevan varias generaciones en este suelo se sumó la inmigración europea y ahora la asiática; ese cóctel continúa con nuevos ingredientes. Pero claro, hay sectores que no tienen ganas de readaptarse.

—¿Ve un futuro para los libros bajo la nueva velocidad?

—Tiendo a creer que la literatura trasciende su momento histórico. En cada buen libro hay fragmentos que serán muy significativos para el lector dentro de 30 años. Quien sabe cómo será el mundo en 50 años, quién sabe si habrá lectores... Es más imprevisible de lo que uno imagina. En mi juventud la tendencia general era estudiar en una escuela de cine. Ahora, con la crisis, ¡todos los jóvenes quieren estudiar derecho! Quién lo hubiese dicho, en mi época era lo menos cool del mundo.

—Una de las grandes originalidades de su narrativa es el tratamiento del diálogo, de un realismo lacónico y con un montaje veloz. Y lleva ya escritas cuatro obras de teatro. ¿Cómo es pasar de la novela a la dramaturgia?

—Uff, creo que si no fuera novelista el teatro me resultaría insoportable pero es interesantísimo entrar en el espacio teatral y aprovechar el intercambio. En los ensayos al principio uno se fastidia porque los actores no han leído la obra de uno y uno cree que están arruinando todo. Pero después ellos se reacomodan. Y además es disparatado ver cómo en una función el público se mata de risa y en la siguiente no se oye una mosca, es misterioso. Todas mis experiencias con el teatro han sido muy buenas.

—Ninguno de sus libros fue llevado al cine, algo insólito porque son muy cinematográficos.

—Bueno, piénselo de otro modo; quizá he sido afortunado... Siempre hay interés pero en todos los casos quienes se entusiasman son directores independientes, que no consiguen fondos para hacer producciones costosas. En cambio siempre hay pedidos europeos para convertir Una artista ... en danza o en ópera.

—"Libra" : la historia y la política aparecen como "la suma de todas las cosas que no nos dicen"; es decir, patrañas, una fabricación. En los últimos años la política de su país parecía moverse ya no en la paranoia sino en una lógica criminal casi obscena. Pienso en el nacionalismo beligerante de estos años y también en ese tipo de sadismo que se vio en las imágenes de Abu Graib; tortura con los códigos del porno hardcore.

—La gente quiso creer que una política de fuerza como la de Bush la pondría a salvo de otro ataque como el de las Torres. A la gente no le molestó el ataque a Afganistán de 2003, lo justificaron. Pero la invasión de Irak fue otro asunto. El público no quería protestar, había una necesidad de creer en el gobierno olvidando por completo que fue esa misma gestión, sus agencias de inteligencia y sus viejos personajes de la Guerra Fría, los que permitieron que el ataque del 9/11 ocurriera. Tal era la atmósfera que llevó a su reelección en 2004, tan enigmática para el resto del mundo. Entretanto, en el intento de protegernos, emplearon la tortura y abominaron de nuestra Constitución en sus maniobras. No hay que descartar que esas prácticas lleven a juicios políticos.

—En "Ruido de fondo" usted lo observa en un diálogo: la tecnología es un factor de domesticación y de conformismo. Luego estalla el accidente de seguridad industrial. "Nos hemos vuelto muy maleables", leemos.

—Es que ante la aptitud tecnológica nos volvemos inocentes como niños y muy supersticiosos. Cada invento tecnológico se convierte retrospectivamente en lo que necesitábamos con desesperación. En ese sentido nos hace perder autonomía de maniobra, nos atrofia en modos que no podemos advertir conscientemente. La gente que vive con un celular en el bolsillo, al nivel más sencillo, ya no sabe desempeñarse sin él. Yo no uso celular, ni procesador; escribo con una máquina de tipos muy grandes que me permiten ver la cualidad gráfica, el valor de las letras y su patrón en la página. Otra de las lecciones de Grecia, apreciar el alfabeto en su valor escultórico.

—Usted no tiene asesinos seriales sino homicidas muy dedicados, al estilo Oswald o el Benno Levin –¿Bin Laden?– que mata a Packer. Los seriales ya parecen cosa del pasado. Hoy es el tiempo de los jóvenes asesinos múltiples al voleo: ¿serán ellos el nuevo fenómeno "futurible"?

—Ah, culpa de la tecnología, ya lo ve... (risas). Muy sencillo, la juventud está muy holgazana; a estos asesinos les da pereza contar...

DeLillo Básico

Nueva York, 1936. Escritor

Hijo de inmigrantes italianos y nacido en 1936 en el Bronx, Don DeLillo desarrolló su afinidad por el jazz y el cine (dijo que el cineasta suizo Jean-Luc Godard fue de sus mayores influencias) antes de lanzarse a la literatura. A su primera novela, Americana, le seguirían las obras que le dieron su lugar central en la literatura del cierre del siglo XX, como cronista exquisito del terror de la Guerra Fría: Ruido de fondo (1985), Libra (1988) y Mao II, (1991), hasta la ambiciosa y polifónica Submundo. Varias de sus novelas se centran en algún personaje de la cultura pop, como el jugador de fútbol en End Zone, y un rockero paranoico en Great Jones St.. Su narrativa a menudo parte de los códigos de género para quebrarlos y expandirlos.
[giecoleon]

Aislados lados


Ayer español nací, | a la tarde fui francés, | a la noche etíope fui, | hoy dicen que soy inglés: | ¡no sé qué será de mí! | Padre Vásquez


Por René Rodríguez Soriano | © mediaIsla

Dibujábamos la isla irregular y perfecta como un trozo de queso, que se nos derramaba de las manecitas regordetas, temblequeantes. Retozábamos incrédulos sobre los cinco cacicazgos, trastabillando contra el horizonte. Marién, Maguá, Maguana, Higüey y Jaragua, frondoso mundo que desbordaba las pupilas. Quisqueya, Hispaniola, Saint Domingue, Santo Domingo…

Eran tonos pasteles casi siempre, aclarando un gris que trasuntaba en negro mate. Luego, en el libro de historia, alguien con una raya infame, partió la isla en dos mitades que, como todas las mitades carecen de balance. Mientras de un lado idealizan los doradísimos bucles de un impoluto patricio ojiazulado; del otro, quién sabe, si habrá peineta para enhebrar las ásperas crenchas del moreno que le dio la mayor lección de dignidad al mundo.

Después del cuarto grado de primaria, si bien era incómodo dibujar un pez sin cola o sin cabeza, resultaba más tortuoso entender por qué Haití, por qué Dominicana. De alguna forma me contaron las sagas de un Colón que con sus carabelas cambió el paisaje y los contornos, fundando y repartiendo colones y colonias por estas geografías; de unos Pinzón y unos Ojeda; de un Guarocuya, alzado por su mula y por su hembra; y de un Osorio, repoblando y devastando ganado y peonía. También me hablaron sobre los bucaneros, los piratas ingleses, los holandeses y sus biblias protestantes.

Merendaríamos en los zaguanes de la enseñanza secundaria con lo que propalaba el manual de Bernardo Pichardo. Nos hablaron de Boyer y Dessalines, como si de los Borgia se tratara. Poco supimos de la negra noche del 42 en la frontera. En gramita dos, y sucesivas de la Universidad, habríamos de conocer la sublime utilidad del perejil. La vida siguió su curso historia adentro, maquillada, troquelada, al antojo de los señores y sus amanuenses.

Desde mediados del siglo XVIII, gemelos o siameses, haitianos y dominicanos, coexistimos a orillas del mismo arroyo, rumiando el mismo pasto ¿por separado? Desde cada aislado lado se mira con ojeriza hacia el otro lado. Se han tejido infinidad de teorías, explicaciones y oscuros designios. Ya no son los tiempos de los copiosos algodonales, ni de los tibios cañaverales, pero los puentes son los puentes, dicen.

Dibujamos la isla imperfecta y careada como un trozo de pan indeseado… Duarte y Louverture, incomprendidos y manoseados, en vano tratan de recomponer el mapa absurdo y oscuro que nos arropa. La iglesia, como siempre, la iglesia continúa amando la pobreza. [René Rodríguez Soriano]

Pensiones, pactos, crisis económica, Los Haitises, US$63.70


A) Algunos comentarios semanales para reflexionar



1) Las pensiones en RD.

Los fondos de pensiones de la República Dominicana son básicamente para los que casi o nada han aportado a dichos fondos.

Si eres funcionario, dirigente político de base, músico relevante o cosa por el estilo tiene derecho a una pensión de un mínimo de RD$40,000/mes.

Los Presidentes dominicanos firman pensiones a lo loco. O más bien lo que le pongan a firmar. Y básicamente, en los últimos tres meses de sus mandatos cuando ya los han sacado y se van a sus casas. ¡Vaya, que país…!

Pero si eres trabajador la pensión no importa. Si eres obrero, profesional o una media entre los dos no tiene derecho a nada a menos que tenga un alicate en los gobiernos corruptos que se dan en el país.

Pero lo peor aun, hay personas que les han salido sus pensiones de unos RD$2,000/mes. Y cuando han ido a buscar sus pensiones otros se las han cogido. ¡Vaya, que paisaje…!

La verdad es que no se sabe a dónde va a parar esta jodienda. Pero hasta cuando, los dominicanos aguantaremos esta fuñenda.

2) El pacto de Leonel y Miguel.

Los dominicanos no deben de esperar nada de un pacto entre Leonel Fernández y Miguel Vargas Maldonado ¿Que se puede esperar de un pacto entre dos dirigentes de dos partidos corruptos como los son el PRD y el PLD?

En verdad que no conozco a Miguel Vargas Maldonado. Lo único que sé es que es un dirigente acaudalado del PRD. ¿Y por qué si Miguel es un hombre serio no se va del corrupto partido político PRD? Yo no creo que la población dominicana, con su frustración a que la han llevado los tres partidos corruptos del país, resista una vez más a un dirigente de los tres partidos tradicionales y corruptos de la República Dominicana.

Algunos dirigentes del PRSC se están moviendo al PRD y al PLD. Todo en función del que más les ofrezca. En realidad estos dirigentes no buscan nada que favorezca a la República Dominicana. Solamente buscan, en el mejor de los casos, resolver sus asuntos personales con algo de dinero actual y con un empleito futuro si se llega al gobierno. ¿Qué puede esperar la población de estos dirigentes? Es por eso que digo que los dirigentes de los tres partidos son, en su gran mayoría, unos corruptos. Se mueven como hetairas de un lugar corrupto a otro lugar también corrupto. Y básicamente se mueven en función del que les dé más dinero o facilidades de enriquecimiento ilícito si se llega al gobierno.

3) El 25% de aumentos en los salarios.

El secretario de Trabajo está llamando a los empresarios para que aumenten los salarios en un 25%. Los trabajadores han disminuidos sus demandas de aumentos de un 40% que pedían a un 25%. Y yo me pregunto, ¿y no es lo mismo ir al mercado con RD$100.00 o con RD$125.00?

La petición de aumentos de salarios solamente sirve para enriquecer a algunos dirigentes sindicales que también son unos corruptos.

Creo que la lucha no debe de ser por aumentos de salarios. La lucha debe de ser para remover a Leonel Fernández y su Gabinete. Pero para eso, en vez de pedir y transarse por un pírrico aumento de un 25% o algo por el estilo, hay que recolectar firmas en las cuales se pida la remoción de Leonel junto a su Gabinete. Es a la recolección de firmas para pedir remociones que la corrupción pública y privada le tiene mucho miedo.

El que crea que con un pírrico aumento salarial va a resolver sus problemas, adecentar el país, acabar con los males corruptivos de la nación, está muy equivocado.

4) La crisis económica y el petróleo dominicano.

El petróleo está, como algo que se está acabando aunque se nos quiera ocultar lo contrario, en aumentos progresivos.

Las crisis energética y económica de nuestro planeta es una bomba de tiempo. En nuestro país la crisis energética y económica solamente la puede frenar el petróleo dominicano si es que este se encuentra en abundancia en la región de Azua, nuestra plataforma submarina o en otros lugares. Ver los análisis del petróleo dominicano de Azua en Art. #20, Opinión, de www.dominicanissues.com.

Lo lamentable es que la población dominicana en general no veo que reaccione a las faltas de energéticos y mucho menos a la actual crisis financiera de nuestro planeta. Mientras tanto, otros países se están preparando para enfrentar la actual crisis energética y financiera.

5) Las protestas de Los Haitises.

Cada día las protestas contra el Gobierno de Leonel Fernández se están sintiendo con más fuerza en la República Dominicana. Las últimas protestas que se están sintiendo con mucha fuerza son las protestas en contra de la instalación de una cementera en Los Haitises. La población dominicana parece que está despertando lentamente ante la tanta corrupción del Gobierno de Leonel.

Campamentos se han instado en el sitio de dónde se quiere cercenar un área altamente protegida del territorio nacional. Un área que significa el hábitat de muchas especies endémicas, de un sin números de acuíferos, de altos relajamiento espiritual, etc. De permitírsele esta barbarie al Gobierno de Leonel, el primer responsable de esta barbarie en contra del país, todo desaparecerá en esta región debido al apetito voraz de los responsables de dicha barbarie.

Lo bueno de todo esto es que la población tiene identificados a los miembros de la corrupción privada y pública que son responsables de tal acto de irresponsabilidad en contra de la República dominicana.

Decenas de miles de tareas les quieren ser otorgadas a la corrupción generalizada del país como adelanto de pagos por las facturas eléctricas. Llegará un momento en que todo el territorio nacional no será suficiente para pagar la factura eléctrica que hoy está en manos de corruptos.

En nuestro planeta tierra hoy se puede ver que los gobiernos han tenido que intervenir a los bancos y otras instituciones prestamistas. Y mientras esta situación se está dando en nuestro planeta, en la República Dominicana se está dando "el vende y compra varias veces" las instituciones que fueron regaladas a la corrupción privada a precios de `vacas muertas". Claro, el "vende y compra varias veces" es algo que deja mucho dinero a la corrupción generalizada del país. Al final, todo el mundo agarra de los préstamos quedando la deuda a la población a la cual le suben los impuestos desproporcionadamente.

Finalmente, por eso es que propongo la recolección de firmas para remover a Leonel Fernández y a su Gabinete y cambiarlos por gentes honestas y serias. Tarde o temprano eso vendrá. Claro, mientras más temprano se recolecten las firmas será más conveniente para la desesperada población dominicana.

B) La situación energética y económica de la República Dominicana.

La situación energética actual de la República Dominicana, por un año y con la información dada por el Gobierno, con el precio promedio del petróleo a US$63.70/barril de lunes (05/25/09) a viernes (05/29/09), y de 6:00 A.M. a 6:00 P.M., es la siguiente:


Datos fijos semanalmente:
b/d = barriles/día.

1) 140,000 b/d es el consumo petrolero actual de la República Dominicana.

2) Unos 40,000 b/d son adquiridos en Venezuela con pagos a largos plazos a más o menos un 17% más barato que el petróleo de Texas. El descuento de unos 17% no es considerado en este trabajo.

3) US$9,536 millones de dólares es presupuesto nacional del 2009.

4) 3.3 E 14 BTU/año es la energía que requerimos comprar en petróleo.

5) US$186.62/barril de petróleo es el punto de equilibrio (break even point) con los US$9,536 millones de dólares del presupuesto de la nación dominicana en este año 2009.


Datos variables semanalmente:

1) US$3255 millones /año gastaríamos en petróleo en un año.

2) 34.13%, en comparación con el presupuesto nacional, se gastarían en comprar petróleo en un año. A esto hay que añadir que la factura petrolera es manejada por los grandes compradores de energéticos como un regalo "legal-ilegal" de la globalización. Estos compradores forman parte de la corrupción generalizada del país, pública y privada.

3) *US$651 millones/año cantidad "evaporada" de la factura petrolera.

*La cantidad de US$651 millones/año es antes de los impuestos al consumidor de petróleo y derivados. Y esta cantidad no incluye el carbón que compra el país.

Descubren fortuna de Pellerano en Grand Cayman


Cortesía de William Jeréz

GEORGE TOWN (Grand Cayman Islands).- Las autoridades judiciales y bancarias de esta isla dieron un duro golpe a la familia Pellerano dominicana al descubrirle un “trust” creado el 21 de agosto del 2000 y que posee acciones entonces valoradas en 140 millones de dólares, que en pesos dominicanos equivalen a 5 mil millones de pesos.

Luego de 5 años de investigar entre millones de compañías registradas en este paraíso financiero y fiscal, las autoridades locales dieron con la “fortuna” de Manuel Arturo Pellerano y de sus familiares cercanos (madre y hermanas).

Como centro financiero offshore, esta isla tiene todo un abanico de posibilidades bancarias, incluyendo a las llamadas “empresas de confianza” que no son otras que aquellas que se dedican a administrar patrimonios de terceros, generalmente en formas de “trust”, que se crean para organizar herencias de familiares, garantizar que al fallecimiento de los padres los descendientes no terminen empobrecidos o para resguardar evasiones fiscales o dinero de origen dudoso.

El 21 de agosto del 2000, Máximo Pellerano, fallecido en el 2005, creó con The Bank Of Nova Scotia Trust Company (Cayman) Limited un “trust” con un capital de US $ 140 millones. Sin embargo, en el 10 de abril del 2002 The Bank of Nova Scotia Trust Company (Cayman) Limited se alejó del trust.

La suma que manejaba a su nombre The Nova Scotia fue traspasada en esa fecha a MAP Trust Company (MAP es la abreviatura de Manuel Arturo Pellerano) y el fondo pasó a ser gerenciado por CIBC Bank & Trust Co (Cayman), Ltd una corporación financiera que opera en todos los paraísos financieros del mundo de acuerdo a lo que se puede comprobar en su página web.

Manuel Arturo Pellerano, actualmente cumpliendo prisión de 8 años en una cárcel dominicana, tiene abierto en esta isla un amplio expediente por lo que es requerido por la autoridad judicial que en los últimos 5 años ha liquidado numerosas empresas, incluyendo a GFN capital Corporation, empresa titular del trust abierto en el 2000 por Máximo Pellerano, padre de Arturo.

La liquidación judicial tiene serias implicaciones por cuanto los activos pasan a las autoridades locales, las cuales asumirían el pasivo dejado en la isla por la quiebra del Grupo Bancrédito. En estos momentos, la familia Pellerano se encuentra documentando la historia del trust descubierto por las autoridades locales e intentan evitar su incautación.

Por ello, Rosángela Pellerano, hermana de Arturo, y quien también figura en el trust con 7.1 millones de dólares, ha enviado numerosos documentos explicativos, intentando evitar perder el dinero. Ya Pellerano y Castro Noboa tienen sentencias en su contra, aunque fueron apeladas por sus abogados locales.

Al parecer la familia Pellerano intenta desligar esa fortuna al proceso de quiebra del grupo GFN. Sin embargo, el trust fue creado justo cuando se inició el proceso de deterioro de las empresas filiales del grupo GFN, es decir, el año 2000.

Por lo avanzado del caso en materia judicial y la escasa colaboración inicial de la familia Pellerano con las autoridades locales, a las que mantuvieron sin dar detalles de ese trust, hace muy difícil su situación legal.

Actualmente, las autoridades locales buscan homologar con las autoridades judiciales en Panamá y de República Dominicana para reclamar su propiedad sobre los bienes de la familia Pellerano, a partir de que algunas de las empresas que operan en esos dos países pertenecen a la jurisdicción de Grand Cayman Islands.

The MAP Trust, de acuerdo al diagrama en manos de las autoridades de Grand Cayman y que se publica en anexo a esta información, es el propietario de todas las filiales de radicadas en Panamá y en República Dominicana. De acuerdo a ese diagrama, The MAP Trust (Cayman) es dueño 100 % de GFN Intern. Invest.(Cayman), Bexcari International (Panamá) y Oleander Holding (Panamá).

Oleander Holding tiene el 51 % de las acciones de TRICOM DR y el 100 % de Omnimedia (Panamá) que a su vez es tenedora de las acciones de los Pellerano en Omnimedia de República Dominicana, empresa que edita el Diario Libre.

En el otro lado del diagrama, aparecen las filiales creadas en Panamá por The MAP Trust y se nota que The MAP Trust controla el 100 % del capital de las filiales panameñas

Sobre la base de que las empresas creadas en Panamá, en Costa Rica y en República Dominicana son filiales de The MAP Trust (Cayman), las autoridades judiciales locales persiguen hacerse de esos activos para reparar los daños a ahorrantes de las empresas quebradas del grupo Bancrédito.

Desde enero del presente año, cuando se produjo sentencia en contra de Pellerano las autoridades locales han recibido tres cartas y documentos enviados por Rosángela, el mismo Arturo y María del Pilar Pellerano de Barbero, donde tratan de justificar su ausencia y la falta de cooperación de su parte. Las cartas fueron dirigidas también a Richard Fogerty, quien es el liquidador oficial de Bancredit Cayman y de GFN Cayman.

7dias.com.do seguirá publicando en los próximos días documentos relacionados con este caso.

Manuel Arturo Pellerano Peña está sentenciado a 8 años por el llamado Bancrédito “chiquito”, mientras que el Bancrédito “grande” sigue abierto, sin poder iniciarse debido a los certificados médicos enviados por Pellerano y que le indican reposo absoluto.

7dias.com.do ha publicado que Pellerano hizo un segundo intento de buscar que las autoridades del Banco Central “resuelvan” el Bancrédito “grande” por vía extrajudicial, mientras por otro lado busca ser enviado a su casa, por amnistía o problemas médicos.

lunes, 1 de junio de 2009

El General Soto Jiménez: Entre las patas de la creación literaria


Ser justo es lo primero…| Juan Pablo Duarte


Por Miguel Ángel Fornerín | © mediaIsla

Un amigo me pide que lea el artículo del General Soto Jiménez sobre la novela de Juan Carlos Mieses, publicado en Ventana este domingo. Vuelvo a abrir el Listín; ya había visto el artículo, leí unas cuantas líneas y lo abandoné diciéndome, en mis adentros: "no tenía conocimiento de que Soto Jiménez fuera crítico literario…" No crean, amigos que me sentí desplazado en la brega que llevo con la representación literaria, no. Es que desde el principio de su artículo, el General unió autor y obra. Y, para colmo, escribe desde una intimidad con el autor que no me motivó a continuar. Tampoco encontré en la recensión ese atildado estilo de la carta que Soto Jiménez le envió a Hipólito Mejía y que yo guardo para algún día dedicarle algunas reflexiones. No tanto por su decir, sino porque ese un cementerio de palabras que huele a otra época.

Pero entremos en materia. La idea del General entre las patas de la creación es una metáfora suya: "induciendo una advertencia enredada entre las patas de la fascinación literaria". Lo de la creatividad, por de pronto, es que el General divide la obra y el contenido. Es decir, expresa una poética dual. Todo su artículo es la expresión de una poética que divide el contenido de la forma, por eso dice al final: todo lo demás es literatura, estilo, forma, talento, poesía, mucha poesía. El General se come la carne y nos deja el hueso. Claro, el dualismo entre la forma y el sentido es el mismo que maneja el poder. Es el divorcio entre la forma y la palabra, entre el vivir y el pensar. Es el olvido de lo poético como contradicción. La visión maniquea del mundo es el cuerpo y el alma, los esclavos y los amigos. Los que mandan y los que son mandados. Y de eso sabe el General. No se maneja un ejército sin someterse. Y someter.

De lo que habla el General no es entonces de la obra de Juan Carlos Mieses, subido al cielo por la complicidad y la alabanza. No. Lo importante es lo que está detrás. Y el General no nos engaña. Ni creo que lo pretenda. El problema es Haití. Lo que el artículo despliega es una forma operativa en que las clases oligárquicas y sus voceros, enquistados en todos los niveles, quieren convencernos del "peligro haitiano". Claro mientras ellos hacen negocios con Haití, mantienen una inmigración desordenada, mientras el trabajo barato de los braceros haitianos engrosa sus caudales.

El problema es viejo y cada cierto tiempo tiene un episodio nuevo. Pero es un problema del siglo XX, que la literatura ha mostrado con toda su crudeza. El General habla de "El masacre se pasa a pie", claro lo cita pero si lo analizara se enredaría en las patas de la creatividad contradictoria: el ejército dominicano, santificado por su papel de defensor de la nacionalidad, es el que a través de sus miembros espoleó a los haitianos de la frontera en el "Corte"; eso se puede leer muy bien en "El Masacre" de Freddy Prestol Castillo.

La literatura es la única que nos puede dar el valor del pasado, sin las trabas ideológicas que los sujetos ponen en el texto discursivo. El operativo antihaitiano que el General despliega es la forma en la que el poder busca su legitimidad. El peligro haitiano es lo único que hizo que el presupuesto nacional para la guerra fuera mayor que el de la educación en el siglo XIX. ¿Podrán otros decirnos, por qué se mantienen actualmente unas fuerzas armadas numerosas? Contra los haitianos somos nacionalistas, pero no lo somos con el mismo rigor para respetar la institucionalidad y la justa distribución de la renta nacional.

No debe olvidar el General que esas mismas fuerzas mantienen la corrupción en la frontera y son parte del negocio con los inmigrantes haitianos que trabajan en las fincas de los que piensan que "los haitianos son un peligro". Un siglo de mentiras. El peligro no es haitiano. Es dominicano. Los que lo enarbolan, jugando a la lotería de la nacionalidad, el patriotismo, la identidad esencialista, y con todos esos operativos, no hacen más que mostrar su propia máscara. Siempre han estado al lado de un poder que saquea al Estado nacional. Comenzando por Pedro Santana y su postura frente a la Constitución de San Cristóbal. Siempre han tenido intelectuales a precio, como Bobabilla, para crear un discurso más o menos convincente. General, dejémonos de "simulacros." No olvidemos que nos encontramos en un tiempo de la comunicación global. Ya no se nos puede engañar con los temores nacionales. Las guerras contra Haití terminaron en el siglo XIX. Ahora toca construir un estado nacional y protegerlo de los que en su nombre no hacen nada más que mantener la corrupción, la desorganización y el despotismo.

Pero es difícil hacer ética desde la política o desde los cuarteles. Esa ha sido nuestra peor desgracia. Usted y yo sabemos que nadamos en aguas profundas. Pero ya la gente no muere, tan frecuentemente por decir lo que piensa, siempre han existido dominicanos capaces de decir lo que piensan sin tenor a las consecuencias. El tema de Haití, ha sido el caldo de escritores ante los cuales ni usted ni yo tenemos nombre ni agarre suficiente. Lo que sí podríamos decir es de cual perspectiva se trató y que tipo de operativo ideológico desplegaron. Cuál ha sido su tributo. Veamos: José Ramón López, quien de crítico se convierte en Senador de Lilís; aunque sus trabajos sobre Haití son posteriores a la Dictadura, la relación entre el decir, el vivir y el poder queda meridianamente establecida.

Peña Batlle que, en sus bellos sentires dominicanistas, le presta su erudición al proyecto Trujillo. Freddy Prestol Castillo quien hace su mea culpa por su libro Paisaje de la frontera. Don Emilio Rodríguez Demorizi, quien en dialogo con Price Mars no deja de teorizar un problema sin ver la hondura de sus consecuencias. Los "Cuadernos Dominicanos de Cultura" no son más que la intelectualidad del silencio. Frente a esa ideología autoritaria-dominicanista, nos queda la poesía: Sí, General, la poesía, la creatividad. El poema "Yelidá" de Hernández Franco, "Luis Pie" de Juan Bosch, el poema "El haitiano" de Moreno Jimenes y "Rabiaca del haitiano que espanta los mosquitos", de Rubén Suro García-Godoy; también, Over de Marrero Aristy y otras tantas obras que sería prolijo enumerar.

Cuando nuestros estudiantes analizan esas obras cimeras de nuestra literatura no pueden concluir en la estratagema del peligro haitiano, ni de la patria invadida, ni del territorio ocupado. El sentido contradictorio los llevará a amar al vecino; a pensar una utopía de la convivencia, antes que azuzar los odios y los rencores. Sólo le transcribo el poema de Domingo Moreno, que ayer releía a propósito de unos inmigrantes hindúes que viven en un bosque de Melilla, esperando entrar a Europa a cumplir un sueño humano: vivir como todos los seres de la tierra con dignidad. Aquí va un trozo del poema del gran Moreno:

…Ese haitiano | que no puede prescindir de la cuaba, | y prefiere tabaco del fuerte | y aguardiente del malo, | es bueno a su modo, | y a su modo rico | y a su modo pobre. | ¡Benditos los seres que maltratan al hombre! ¡Bienaventuradas las cosas humildes | que se yerguen siempre sobre el polvo frío de todas las cosas!...

Demasiado poesía, General, demasiado. Tanto como para convertir a la creación en una mula, como la de Fello Macario, una mula contra todas las ideologías y los operativos en los que se despliega esa dominicanidad. Donde las palabras y las cosas se debaten. Donde el silencio sigue siendo cómplice y la memoria una facultad olvidada a favor de medrar y tomar las migajas que el poder da. Es difícil ser intelectual dominicano, General. Como Américo Lugo –salvo distancia y la categoría- prefiero escribir desde un rincón de mi casa. Saludos a sus camaradas.
[Miguel Ángel Fornerín]

Rodríguez Soriano presenta "El mal del tiempo" en Boston y Nueva York


Miami, FL.– Continuando con la promoción de su exitosa novela El mal del tiempo René Rodríguez Soriano viaja a Boston y Nueva York donde realizará una serie de presentaciones, lecturas y firmas de libros además de participar en el programa de talleres de escritura creativa del sistema escolar de Massachusetts.

Del 1 al 5 de junio, Rodríguez Soriano cumplirá una amplia jornada de trabajo con los estudiantes del programa Hispanic Writers Week, auspiciado por la Universidad de Massachusetts Boston, impartiendo talleres y realizando lecturas y firmas de libros en centros educativos e instituciones afines.

El sábado 6 de junio, a las 7 de la noche tendrá lugar la presentación de El mal del tiempo en la Casa Dominicana, Inc de la ciudad de Lawrence, MA. La presentación en Nueva York será el domingo 7 a las 5 de la tarde en el Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos.

El mal del tiempo, ganadora del Premio UCE 2007 y presentada exitosamente en Miami, Santo Domingo y San Juan, PR, ha sido bien recibida por la crítica y considerada como un documento que invita "a repensar la dominicanidad" para no seguir tropezando continuamente con la misma piedra.

Como en una especie de diario, compuesto por 13 cuadernos, la novela recrea ese sentimiento de generación reprimida que vivieron los dominicanos durante los repetidos gobiernos del Dr. Joaquín Balaguer y narra de una forma muy particular los más sonados asesinatos políticos, desapariciones y persecuciones patrocinados por el opresivo gobierno.

Presentación en Lawrence, MA

Sábado 6 de junio a las 7:00 PM. Casa Dominicana, Inc. 160 Garden St, Lawrence, MA 10840. Contacto: 978 726 3760 – 978 327 5262. Autora invitada: Minelys Sánchez.

Presentación en New York, NY

Domingo 7 de junio a las 5:00 PM. Comisionado Dominicano de Cultura en Estados Unidos. 541 West 145 St, 2nd Floor. New York, NY 10031. Contacto 212 234 8149. Autor invitado: Jimmy García.

Oriundo de Constanza, René Rodríguez Soriano está considerado entre los principales autores dominicanos residentes en el extranjero desde que emigró hacia Estados Unidos, donde vive hace más de 10 años. Entre sus títulos destacan Su nombre Julia, La radio y otros boleros, Canciones rosa para una niña gris metal, No les guardo rencor, papá y Todos los juegos el juego. Entre otros, ha sido merecedor del Premio de Cuento de Casa de Teatro 1996; Premio Nacional de Cuentos José Ramón López 1997; Premio de Novela UCE 2007 y Premio de Poesía UCE 2008. Mayor información www.rodriguesoriano.net
[mediaIsla]

Juan Carlos Mieses


Nació en Santa Cruz del Seybo (República Dominicana) en 1947. se licenció en Letras en la Universidad de Tolouse, Francia, país donde vive en la actualidad. Su carrera literaria se inició y expandió desde la poesía, género en el que ha publicado varios libros: Urbi et Orbi, premio Siboney de poesía (1983) y traducido al occitano; Flagelum Dei, premio Siboney de poesía (1985); Gaia, premio Pedro Henríquez Ureña de poesía (1991); Dulce et Decorum est… (1997) y Aquí, el Edén (1998). Su poemario Desde las islas fue escogido Premio Inernacional Nicolás Guillén, otorgado en México (2000). También es autor de cuentos y de obras teatrales llevadas a escena en su país, como Los siete sueños de Meuda-San (1991) y Ópera Merengue (1995). El día de todos es la primera novela que publica.
[mediaIsla]

El día de todos, la verdad detrás de las apariencias


El conocimiento es la única moral de la novela. \Milan Kundera


Por René Rodríguez Soriano | © mediaIsla

La única razón de ser de una novela —dice Kundera que repetía Broch constantemente— es descubrir lo que sólo una novela puede descubrir. Lo demás es bulto o puro tremendismo mercantil. Desde el principio de los días, haitianos y dominicanos malcomparten un trozo de tierra que, tanto a unos como a otros, les ha costado mares y mares de sangre. De uno y otro lado, viandantes, farfulleros, prelados e indignatarios, trafican y defecan sobre los más sagrados intereses de ambas patrias. La historia, los historiadores y sus consortes con muy mala letra amasan una historia que, por más lodo e inquina que le insuflen, jamás será tan sólo en blanco y negro.

Si algo puntual nos enseñó Cervantes fue a comprender el mundo en su más controvertida ambigüedad, con el montón de verdades relativas que se contradicen en la sabiduría de lo incierto. Lecciones que aprendió Juan Carlos Mieses al dejar que en El día de todos (Alfaguara, 2009), sus personajes fueran de un lado a otro de la isla, con sus creencias, sus miserias y sus miedos. Nadie puede escapar a ninguna parte, la isla es una sola. Ni el poder militar ni el fervor religioso podrán jamás torcer la historia que se cuenta desde adentro, con todas sus aristas; nos la cuenta una niña, nos la cuenta el paisaje mustio y pisoteado por los pies descalzos. Luego de una vertiginosa lectura de las 168 páginas de El día de todos, brotan las preguntas. Nadie mejor que el propio Juan Carlos Mieses para mostrarnos algunas de las claves de su escritura, de sus preocupaciones.

—¿Por qué El día de todos?

—El concepto es uno de los elementos generadores de la trama. Como novela, una vez cumplidas sus misiones primarias, El día de todos pretende ser menos el reflejo de una realidad que una invitación a la reflexión sobre nuestro destino común. Entiendo la importancia de la pregunta, pero mientras escribo un libro me preocupa sobre todo el cómo. Habrás notado que Tit' Karine, que tiene una función de Corifeo, murmura la frase en la última línea, lo que nos reenvía al título y a un debate que comenzó hace siglos y que todavía no se cierra: el cuestión de la convivencia —a compartición sería la palabra precisa si se me permitiera el neologismo— de dos pueblos en una misma isla.

—Hasta el momento, prácticamente tu obra ha estado centrada en la poesía. Tu poesía, desde principios de la década del 80 ha merecido importantes galardones, tanto en tu propio país como en el área del Caribe. La misma, indefectiblemente ha estado muy marcada por la historia dominicana, sobre todo el descubrimiento, la colonización y la fundación de la ciudad de Santo Domingo, ¿qué te hace nadar ahora en las turbias aguas las controvertidas relaciones entre haitianos y dominicanos, dos países tan geográficamente cercanos y tan afectivamente distanciados?

—Ya que hablas de nadar a veces hay que lanzarse al agua como tú mismo hiciste al escribir: "mi pueblo está dormido, hundido, confundido, engañado, maltratado, alienado." Las primeras imágenes que embrujaron mi imaginación e impulsaron la escritura del libro requerían descripciones y narradores que me llevaron naturalmente a la novela. Sabes, como yo, que llega un momento en que las herramientas de la poesía no se adaptan al proyecto que quieres realizar o a la manera como lo quieres presentar, que a veces los planes se vuelven muy complejos y nos obligan a buscar nuevas estructuras. No digo que he abandonado la poesía sino que por ahora busco otras formas de expresión; aun así creo sinceramente que el poeta sobrevive en toda circunstancia.

—Sé que tienes mucho tiempo residiendo fuera de República Dominicana y que, en cierto modo, te mantienes un poco a distancia sobre el mundo literario dominicano y sus preocupaciones, sin embargo, por tus artículos y otros materiales, se advierte que te mantienes actualizado sobre los grandes debates nacionales, ¿Qué lectura esperas que tenga esta novela de uno y otro lado de la isla?

—Una vez un libro sale a la luz deja de ser nuestro y pasa a pertenecer al público. El autor se convierte en un lector más, aunque se sienta unido a él por lazos sentimentales. Un libro es como un hijo que se va solo por los caminos del mundo a enfrentar su propio destino. Como autor es normal que uno espere generar algún debate en torno a los temas que uno considera importantes, pero hay que estar preparado para el rechazo, para la crítica aunque nos parezca negativa o injustificada o simplemente para la indiferencia. No está en nuestro poder, afortunadamente, decidir la reacción de los lectores; ese sería el fin de la literatura y del arte.

—En la parte oriental de la isla, República Dominicana, se debaten más varias posiciones frente a la coexistencia de dos naciones sobre la isla Hispaniola, ¿hacia cuál de ellas se orienta El día de todos?

—Traté de no tomar posición, pues empañaría la relación de respeto y de comprensión que como autor le debo a mis personajes. Escribir una novela no es un asunto de expresión y de posicionamiento personal; creo que el autor tiene una obligación insoslayable con la obra en sí independientemente de sus sensibilidades políticas o de sus simpatías ideológicas. Nietzsche afirmó una vez que en cualquier página de un libro podemos encontrar un pedazo de autobiografía. Quizá tenga razón y sea inevitable que en nuestros textos trasluzca —aunque no sea esa nuestra intención— una parte de nuestras ideas y de nuestros sentimientos.

—Tu historia, tus personajes y sus miedos y obsesiones se mueven de un lado a otro de la isla, poniendo de manifiesto, sobre todo, la miseria, la barbarie y la desigualdad social entre los seres que pueblan esa tan variada y estrecha geografía, ¿no refuerza esto la eterna acusación de organismos internacionales de que en el lado oriental existe una marcada discriminación y explotación por los naturales de la parte occidental de la isla?

—Si algo nos debe preocupar no es que alguien use la novela como referencia para ilustrar alguna tesis sino que existan en nuestra cotidianidad condiciones de vida de miseria, de barbarie y de desigualdad social que justifiquen un sentimiento de indignación. Pero a cada uno sus responsabilidades. Un escritor no puede practicar la autocensura —la forma más solapada y cobarde del silencio— por miedo a posibles interpretaciones. Si mis personajes ponen de manifiesto lo que dices es porque ese es el medio en donde ellos y a la vez millones de ser humanos verdaderos viven y mueren cada día. Quizás no esté de más repetir las palabras de Brecht, "soy un autor dramático, muestro lo que he visto y he visto mercados de hombres en donde se comercia con el hombre. Eso es lo que yo, autor dramático, muestro".

—El rol que juegan tanto la Iglesia Católica como las Fuerzas Armadas Dominicanas, claramente representadas por importantes representantes de ambas instituciones en la novela pone de manifiesto el papel que históricamente han jugado la una y la otra en la solución o agudización del problema domínico-haitiano, ¿y la magia, la religiosidad popular y las creencias de ambos pueblos, qué rol desempeñan?

—Como bien señalas algunos personajes y algunos aspectos del libro tienen un valor altamente simbólico. Las fuerzas armadas y la Iglesia Católica representan formas identificables del poder. La magia y las creencias en de todo tipo son elementos a la vez translúcidos e indispensables, como el aire a través del cual contemplamos un paisaje. Las diferentes voces de los dioses, las campanas y los tambores, ofrecen una tal riqueza narrativa que resulta difícil no utilizarlos, aparte de que cumplen un papel de diferenciación muy sugerente.

—Tanto tu novela El día de todos, como La breve y maravillosa vida de Óscar Wao de Junot Díaz —ambos textos de autores dominicanos residentes en el exterior— ponen de manifiesto la brutalidad y los abominables métodos de tortura y chantaje con los que actúan las fuerzas militares y policiales del país, y sobre todo, la aparente aprobación o desentendimiento del Estado y la propia sociedad dominicana, ¿crees que, por el propio hecho del autor no depender directamente de los sectores públicos o privados del país, tiene mayor apertura o libertad para cuestionar o enfrentar ciertos estamentos de poder político, militar o económico?

—Pienso que el artista que no es libre está perdido. La libertad, no solo frente a los demás, sino frente a sus propios demonios como la vanidad, la soberbia, el afán de lucro o su preeminencia social. La libertad y la independencia de criterios son indispensables para crear un espacio de creatividad. Un escritor se las debe arreglar para mantener una distancia saludable entre las tentaciones del presente y su deber hacia sí mismo y hacia sus propias verdades, pero creo que si respetas el hombre libre que vive dentro de ti nada ni nadie podrá impedirte realizar tu obra sin importar donde vivas o lo que hagas como pasó con Omar Khayyam, Rubén Darío, Juan Ruiz o Moliere.

—¿Cómo se ve, desde fuera, la tierra de uno?

—Como uno ve, desde la lejanía del tiempo, al niño que fuimos una vez. Uno contempla esa criatura que corre descalza por los senderos de su pequeño mundo sin preocuparse por un futuro que parece irreal o por un mundo que entonces luce tan lejano e inalcanzable. Nos damos cuenta de nuestros defectos y descubrimos que también son nuestras virtudes; nos apena nuestra vulnerabilidad y descubrimos en ella el signo de una extrañable riqueza de amor y de fraternidad. La nostalgia no es un mito romano, dije una vez en mi Flagellum Dei y creí hablar del rey de los Hunos. Ahora sospecho que quizá hablaba de mí mismo.

—¿Qué escribes, cuáles proyectos tienes en carpeta? ¿Tienes planes de residir en República Dominicana en el futuro?

—Tengo tantos planes que me asusta la posibilidad de no tener tiempo de llevarlos a buen término. Por el momento estoy trabando otro texto de novela. Nunca he planificado un libro de poesía, pero no me asombraría si un día me levanto y comienzo a escribir uno. He conservado una casa en Santo Domingo y es muy probable que regrese a mi país este año; esta vez para quedarme.

Armas


Por José Saramago | © Boomeran(g)
Fuente: mediaIsla.net, Boletín 1127

El negocio de las armas, sujeto a la legalidad más o menos flexible de cada país o de simple y descarado contrabando, no está en crisis. Es decir, la tan hablada y sufrida crisis que viene destrozando física y moralmente a la población del planeta no toca a todos. Por todas partes, aquí, allí, los sin trabajo se cuenta por millones, todos los días millares de empresas se declaran en quiebra y cierran las puertas, pero no consta que ni un sólo obrero de una fábrica de armas haya sido despedido. Trabajar en una fábrica de armas es un seguro de vida. Ya sabemos que los ejércitos necesitan armarse, substituir por armas nuevas y más mortíferas (de eso se trata) los antiguos arsenales que tuvieron su tiempo pero ya no satisfacen las necesidades de la vida moderna. Así, parece evidente que los gobiernos de los países exportadores deberían controlar severamente la producción y la comercialización de las armas que fabrican. Ocurre, sin embargo, que unos no lo hacen y otros miran a otro lado. Hablo de gobiernos porque es difícil creer que, siguiendo el modelo de las instalaciones industriales más o menos ocultas que abastecen el narcotráfico, existan en el mundo fábricas clandestinas de armamento. De este modo, no hay una pistola que, por decirlo así, no vaya tácitamente certificada por el respectivo, aunque invisible, sello oficial. Cuando en un continente como el sudamericano, por ejemplo, se calcula que hay más de 80 millones de armas, es imposible no pensar en la complicidad mal disimulada de los gobiernos, tanto de los exportadores como de los importadores. Se dice que la culpa, por lo menos en parte, es del contrabando a gran escala, olvidando que para hacer contrabando de algo es condición sine qua non que ese algo exista. La nada no es materia de contrabando.

Toda la vida he estado a la espera de ver una huelga de brazos caídos en una fábrica de armamento, inútilmente esperé, porque tal prodigio nunca ocurrió ni ocurrirá. Y era esa mi pobre y única esperanza de que la humanidad todavía fuese capaz de mudar de camino, de rumbo, de destino.
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Pasiones, pecados y listas negras


Por Jorge Fernández Díaz | © La Nación
Fuente: mediaIsla.net, Boletín 1127

Hay cosas que el establishment cultural y las vanguardias no perdonan. Una de ellas es el éxito. Aquello que leen muchos tiene forzosamente que ser mediocre o malo, puesto que el gusto de la mayoría de los lectores del mundo es horrible, piensan. Y por lo tanto, quienes consiguen su favor deben ser necesariamente escritores baratos, artistas menores o productos directos de la mercadotecnia. Otra de las cosas imperdonables es la denuncia de aberraciones ocurridas en regímenes de izquierda. Denunciar las barbaridades del régimen nazi o simplemente del capitalismo global solía ser un pasaporte al Olimpo literario. Denunciar las barbaridades del estalinismo era reaccionario y nefasto.

Milan Kundera tuvo éxito y se transformó en un crítico mordaz del socialismo soviético. Escribió novelas relevantes, como La broma y La insoportable levedad del ser , ganó el premio Médicis por La vida está en otra parte y produjo relatos inolvidables, como los que reunió en El libro de los amores ridículos . En un momento estuvo de moda y un momento después cayó en desgracia y olvido. Se llamó a silencio, vivió en el anonimato de su exilio francés y tuvo que sacar la cabeza fuera el año pasado para desmentir a una revista checa que lo acusaba de haber delatado a un joven anticomunista en 1950.

Con ochenta años recién cumplidos, Kundera regresa ahora de verdad con un libro de ensayos que muestran su agudeza y su particular mirada del mundo. Escribe allí sobre sus pasiones: Francis Bacon, Dostoievski, Céline, Philip Roth, Juan Goytisolo, Kafka, Rabelais, Beethoven, Brecht. La música, la poesía, la novela, la política, el poder, el amor, la amistad, el odio, la condición humana.

Un capítulo muy interesante está destinado a Cien años de soledad . "Tengo la impresión -dice- de que esta novela, que es una apoteosis del arte de la novela, es a la vez un adiós dirigido a la era de la novela." Allí asegura que en el texto de García Márquez "el centro de atención ya no es un individuo sino un desfile de individuos; son todos originales, inimitables, y no obstante cada uno de ellos no es más que la luz fugaz de un rayo de sol en las aguas de un río; cada uno de ellos lleva en sí su olvido futuro, y todos y cada uno son conscientes de ello".

El nuevo libro de Kundera se llama Un encuentro y en él se reproduce una carta que alguna vez su autor escribió a Carlos Fuentes, en la que recuerda a García Márquez y a Cortázar, y donde también habla del enorme parentesco que hay entre "la gran América Latina y mi pequeña Europa central, dos lados del mundo igualmente marcados por la memoria histórica del barroco, que hace al escritor hipersensible a la seducción de la imaginación fantástica y onírica".

Se dedica también Kundera a ironizar sobre el destino de las listas negras, "la gran pasión de las vanguardias". Y recuerda los caprichos e injusticias de varios momentos del siglo XX, por ejemplo, las listas que armó Apollinaire, repartiendo "mierdas" y "rosas": "¡La mierda para Dante, Shakespeare, Tólstoi, pero asimismo para Poe, Withman y Baudelaire! La rosa para mí mismo, para Picasso y Stravinski".

Sin decirlo, Kundera acepta que él mismo ahora integra muchas listas negras y que eso no tiene la más mínima importancia. Los textos que adelantamos en esta edición fueron elegidos especialmente por él mismo. Termino acudiendo a una vieja frase suya que alude de algún modo a lo que aquí se ha escrito: "Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio en el que se retocan las fotografías y se reescriben las biografías y la historia". Es así.
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