miércoles, 4 de agosto de 2010

Algunas impresiones sobre la muerte de Daniel Martich a siete años de su partida


Recuerdo en una de esas escenas depresivas en las que lo llegué a encontrar, se le quedó un papel encima del escritorio manuscrito con todo tipo de improperio en contra de sí mismo, algunos de los cuales decían textualmente: “soy un idiota, soy un imbécil, soy un estúpido, entre otros”, razón por la cual acudí a un abogado que tenía su oficina cerca, me refiero al doctor Salvador Lorenzo Medina al que le pregunté, mientras le mostraba el papel manuscrito, pero sin decirle quien era su autor, -doctor ¿Que usted cree de una persona que piense así de sí mismo?- a lo que el abogado me respondió, “oh!, ese se suicida en un futuro no lejano”.


Por Santo Domingo Guzmán

En ésta ocasión y con el respeto que merecen los familiares del fenecido periodista Daniel Martich Lorenzo, especialmente su madre, Doña Reinilda Lorenzo, sus hermanos María, Lilliam, Juancito, entre otros que no me llegan a la memoria o, sencillamente no los conozco como a los que he señalado, quiero tocar algunos puntos sobre la muerte de un amigo entrañable ido a destiempo como lo fue la de mi amigo personal y a quien considero mi maestro en el periodismo.

Antes que nada quiero destacar el tipo de personalidad que envolvía a éste ser que conocí con éste nombre para luego señalar que mi amigo era lo que se llamada un ser especial, capaz de frustrarse hasta cuando no podía resolverle un problema a un amigo.

Eran de las cosas que le chocaban bastante, que le contaran un problema y que él no pudiese resolverlo, lo dejaban fuera de sí, incluso se le notaba cierta desesperación cuando algo así ocurría.

En muchísimas ocasiones se le veía salir de su oficina, ubicada en el edificio Carmelita, en la Sánchez No. 18, tercera planta a altas horas de la noche donde se pasaba largas horas, muchas de ellas trabajando con el periódico que por muchos años publicó en San Cristóbal y que llevaba el nombre de “El Periódico”, medio que dedicó a la lucha por los recursos naturales, el medio ambiente y los derechos humanos.

Recuerdo en una de esas escenas depresivas en las que lo llegué a encontrar, se le quedó un papel encima del escritorio manuscrito con todo tipo de improperio en contra de sí mismo, algunos de los cuales decían textualmente: “soy un idiota, soy un imbécil, soy un estúpido, entre otros”, razón por la cual acudí a un abogado que tenía su oficina cerca, me refiero al doctor Salvador Lorenzo Medina al que le pregunté, mientras le mostraba el papel manuscrito, pero sin decirle quien era su autor, -doctor ¿Que usted cree de una persona que piense así de sí mismo?- a lo que el abogado mi respondió, “oh!, ese se suicida en un futuro no lejano”.

El testimonio que ahora escribo, lo hago con todo el respeto que se merece la memoria de un amigo que donde quiera que esté sabrá que siempre le guardaré un respeto, como él se lo merece, aun a sabiendas de que el presente va a ser motivo de muchas críticas, que espero sean más bien constructivas no para un servidor, sino para la opinión pública en general, pues aun hoy persiste el interés de muchos sectores de que las cosas sigan oscuras, aunque sabemos que algunos que sostienen que la muerte de Martich no fue suicidio, lo hacen desde un punto de vista técnico, con lo que estamos diciendo ahora no queremos en modo alguno, destruir tales señalamientos, sino más bien dejar claro algunos pormenores que lleven a pensar que pudo haber sido un suicidio.

La opinión es compartida por algunos compueblanos con quienes sostuve conversación al respecto, algunos de los cuales incluso me dijeron que hicieron sus propias investigaciones posterior al hecho ocurrido en la playa Salinas de Baní, para cerciorarse de no opinar por opinar entre los que puedo incluso señalar, (aunque no cuento con su permiso por lo que espero me disculpen), al señor Carlos Villa, un empresario cambitero amigo de Daniel y Daniel Ruiz amigo de infancia de Martich.

Ese era el carácter de nuestro amigo Daniel Martich Lorenzo, un cambitero ejemplar que dignificó el nombre de éste municipio ubicado a unos 15 kilómetros al norte del municipio cabecera de San Cristóbal, del que recuerdo aquella ocasión cuando fui agredido por un agente policial y acudí a él con la denuncia cuando laboraba para el desaparecido periódico El Siglo, quien de inmediato publicó una nota que dio origen a una investigación que a su vez dio al traste con el traslado del agente policial de apellido Montero del cuartel de Cambita.

No se si ésta humilde opinión pueda ofender a algunos familiares de mi amigo Daniel, ido a destiempo, como es el caso de su viuda, la licenciada Argentina Lorenzo, que hay que decir, que siempre dudó sobre el posible suicidio de su compañero, así como de otras personas que aun no salen del asombro por la desaparición física de éste eminente profesional de la comunicación.

Pero si es el caso, entonces prometo en un futuro trabajo, abordar algunas otras impresiones sobre la vida de este interesante personaje que creo, a decir de lo vivido, tanto en los acontecimientos inmediatamente posteriores al hecho que acabó con su vida y que ocurrió ese día 4 de agosto en la playa Salinas de Baní, como en los meses subsiguientes, que vimos que afectó a mucha gente incluyéndome entre esos afectados, pues nos unía una gran amistad.

1 comentario:

  1. He leido sus comentarios con detenimiento y al margen de que DANIEL MARTICH era mi familiar, quiero hacerle algunas precisiones que distan mucho de sus analisis.
    1.En un experticio de tipo Forense practicado al cadaver por Sergio Sarita Valdez se establecio el(daniel) no pudo dispararse por la naturaleza y angulo del disparo.

    2.Que previo a la aparicion del cadaver en Playas Salinas la policia haya incautado su vehiculoo y hasta una semana despues no se establecio paradero deja mucho que pensar.

    3.Que los ultimos trabajos de DANIEL versaron sobre la explotacion indiscriminada de las Dunas.

    4.Finalmente categoriza usted un rasgo de su personalidad como unico enlaze a la causa de muerte, dando a entender que si tenia naturaleza depresiva entonces se suicido.

    Falta esto a toda apreciacion logica, psicologica o cientififica , pues en en los 3 aspectos cito, una cosa es la predispocicion que tiene cada ser humano y otra el resultado de sus actos, hechos y consumacion final.
    La version de la esposa de que no se suicido (aunque sea por cercania) debio asumirse con mas credibilidad, supongo que ella mas que nadie le conocia y compartia con el.
    UN BUEN EXPERTICIO NO SE BASA EN RUMORES ,NI A FAVOR O EN CONTRA, CONCLUSIONES EXTRAIDAS DE LA IMPRONTA O DEL CARACTER DE LOS INDIVIDUOS INVOLUCRADOS SINO EN LA EVIDENCIAS PRACTICAS Y MECANIMOS CIENTIFICOS PARA VALORARLAS,
    Y CITO UN EJEMPLO, DOS INDIVIDUOS DISCUTEN UNO PASIVO Y OTRO AGRESIVO, EL RUMOR DIRA QUE EL AGRESIVO FUE EL CULPABLE , PERO NO NECESARIAMENTE, UN BUEN EXPERTICIO PUDIERA DEMOSTRAR LO CONTRARIO.
    EN FIN UNA COSA ES LA CORAZONADA QUE PUEDE ESTAR REVESTIDA DE COINCIDENCIAS Y OTRA LA REALIDAD QUE NO NECESARIAMENTE SE APEGA A LAS APARIENCIAS.

    QUEDA SUYO.
    FRANCISCO J. MARTICH
    New Jersey USA

    ResponderEliminar

Haga sus comentarios por favor.