martes, 23 de diciembre de 2008

Ayudante civil y pastor evangélico es reincidente en maltrato a personas y hasta a animales


El pastor evangélico y ayudante civil del presidente de la República, Dawling Ureña es reincidente en maltrato a campesinos y hasta a animales, de acuerdo a una denuncia de que a una vaca que encontró en una propiedad suya le propinó dos balazos.

La vaca, propiedad de un señor apodado Blanco Fillo, permaneció por espacio de varios meses, en estado grave debido a los disparos propinado por el que se hace llamar pastor y que en realidad dirige una congregación en la comunidad de El Cajón de Cambita llamada “En la Roca”.

Otros incidentes en el que se ha visto involucrado el “funcionario gubernamental”, de acuerdo a denuncias, son incidentes en el que han salido a relucir armas de fuego como aquel en el que no hubo una desgracia por la misericordia de Dios, de acuerdo a testigos, el religioso y que dice ser miembro de confraternidades de ministros evangélicos como el CODUE, chocó un vehículo propiedad de un señor a quien apodan Luís Majega, luego aceleró nuevamente para volverlo a chocar, por lo que hubo armas en manos de lado y lado, el “ministro evangélico” fue sometido por el señor Majega, pero luego de un arreglo “amigable”, la demanda fue dejada de lado.

Pero las cosas no se detienen ahí, sino que en una oportunidad el señor Ureña, amparado no se en que o en quien, le rompió el cristal al camión de un hijo de un productor agrícola apodado Ninito y que reside en la zona donde el pastor ha adquirido varias propiedades, el pecado fue que el joven se había detenido por un momento en medio de la calle.

Ureña también protagonizó un pequeño incidente, donde insultó a una dama por ésta supuestamente tutearle. En ésta ocasión fue necesaria la intervención de una persona que se encontraba en el lugar, de lo contrario le hubiese propinado su par de bofetadas a la dama, esto ligado a otros incidentes dicen de quien se trata.

Esas y otras atrocidades cometidas por uno que dice llamarse ministro evangélico y que predica la palabra de aquél que es manso y humilde, no son más que la negación del gran Pastor de Nazaret, en cuyas acciones cuando anduvo por estas tierras, no se conocen de violaciones como las que acabamos de describir, salvo aquel día en el Templo de Jerusalén, cuando le fue necesario enfrentar a los comerciantes, por el comercio desleal e indiscriminado que hasta llegó a considerar la casa de oración del Señor como cueva de ladrones.

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