martes, 29 de diciembre de 2009

Falsa justificación de mi manía de llegar tarde a la fiesta


[René Rodríguez Soriano fue invitado a Tertucuento, un espacio para disfrutar y comentar cuentos. El relato que llevó fue Su nombre Julia. Y la experiencia fue extraordinaria. RRS afirma que nunca había sido sometido a un cuestionamiento tan fiero, ni siquiera en el Aeropuerto de Ben Gurión. Pero como todo escritor de alta talla supo dar respuesta al difìcil preguntar del por qué y el cómo del acto creador. Y esa síntesis que es a la vez motivo para nuevas preguntas, es lo que ofrecemos a los lectores en la seguridad de que encontrarán en ella nuevas facetas de este autor que no sólo no se deja encasillar en norma alguna, sino que las transgrede a gusto con su lapicito rombo de un grafito casi transparente. ms]


Por René Rodríguez Soriano © mediaIsla

Explicaciones de menor cuantía

…yo no sé cómo hago mis cuentos, porque cada uno de ellos tiene su vida extraña y propia. Pero también sé que viven peleando con la conciencia para evitar los extranjeros que ella les recomienda. | Felisberto Hernández [Falsa explicación de mis cuentos]

No vine a Tertucuento tras el gen perdido con el ADN del primer toro de lidia o del gallo pinto de Joaquín el cojo de Guaigüí. Vine simplemente por el placer que me produce la ocupación menor a la cual le dedico casi todos los días de mis días. Dicho lo anterior, y sin ánimos de internarme en generalidades ni particularidades de ninguna especie, me gustaría comentar (desde mis muy limitados dominios del arsenal de conocimientos inútiles con los cuales me atiborraron en la escuela, el catecismo y el partido) las inquietudes expresadas por algunos de los contertulios que han tenido la gentileza de leer y comentar Su nombre, Julia. Para facilitar esta lectura diferida, y con el debido respeto que cada uno de ustedes me merecen, trataré de establecer un diálogo con las preguntas e intervenciones, retomándolas en el mismo orden en que fueron publicadas en la tertulia.

—Me gustaría una explicación sobre la imagen: ojos de un negro casi tirando a café. [BR – Mensaje 13325].

—Pudiera recurrir al centenar de argucias y mañoserías con los cuales normalmente uno evade dar de frente a los halagos y piropos con los que nos asaetean los lectores inteligentes cada vez que tienen la oportunidad; o agarrarme, como tabla de salvación al epígrafe de Felisberto... Pero en realidad no sé, no he visto a Julia nunca y, desde hace más de 10 años, camino casi una cuadra tras mi taza diaria de café cubano.

—Hola, René: Me gustaría saber: 1. Lo que significa "...quilla el sonido con su voz..." (es la primera vez que veo usar ese verbo). 2. Hacia la mitad del cuento hay una zona en que utilizas mucho el punto "...Preguntas. Insinúas. Atacas. ..." y luego sigues con una frase larga en la que te hartas de poner comas. ¿Hay alguna razón especial? [FA – Mensaje 13331]

—N° 1, en el caso que nos ocupa, el narrador quiere decir algo así como "que quiebra" o "se sobrepone" al sonido. También puede darse este caso "Bernardo. Quillao desde Santo Domingo" [BR 13382], cuya traducción sería, en este otro caso, molesto, incómodo y algo más, en el habla coloquial de los dominicanos. En cuanto a lo segundo, lo de las frases cortas y las largas, no existe una razón en específico. Creo, tampoco estoy seguro de ello, que a veces escribo o toco sobre la piel de un tambor a la orilla del Caribe.

—¿Fue en algún momento uno de tus referentes, o es uno de tus autores predilectos ese maravilloso escritor que fue (y es) Cortázar? (…) Veo que ahora eres un escritor consagrado, a quien yo, lamentablemente no conocía. Tienes tu propio estilo, profundo, sutil, que vuela por caminos que seguramente ni tú mismo imaginas por dónde irán al comenzar a escribir. Pero en tus comienzos, seguramente algunos autores fueron tus elegidos. ¿Puedes hablarnos de alguno de ellos? [CD – Mensaje 13382]

—Para mí, igual que para toda mi generación, Cortázar es un referente vital. En mi caso, más que su forma de escribir, influyó su actitud frente a la literatura, frente a la vida. Incluso, uno de mis primeros libros —Todos los juegos el juego (1986)— es un sentido homenaje a ese enorme ser humano.

En cuanto a lo segundo, además del tío Julio, Felisberto, Borges, Bioy, Ramón Tejada Holguín y Manuelico, por supuesto; me siento hijo predilecto de un montón de padres nutricios que, de sólo mencionar sus nombres, se nos agotaría el espacio que tan gentilmente ustedes ponen a mi disposición para este encuentro. Uno de mis autores favoritos y, probablemente, con quien tengo grandes deudas, es el mexicano Juan García Ponce. Autor que devoro con pasión salvaje y no me canso de asombrarme a cada vuelta de página. Igual podría decir de Salvador Elizondo o de Arreola; ni qué hablar de los clásicos por todos ustedes conocidos.

—Me gustaría que me diera sus observaciones sobre el uso que le da a la gramática a la hora de escribir y qué debe ser más importante, la regla gramatical, el uso de ella para crear y llevar un mensaje claro al receptor. [M de L – Mensaje 13341]

—Igual que el zapatero, el carpintero o el fontanero van por el día con su caja de herramientas a rastras, quien escribe deber utilizar con eficacia las herramientas de la lengua para administrar y colocar la tuerca indicada en el tornillo que verdaderamente ajuste en la estructura que se piensa crear, armar o articular. El lenguaje, ese potro desbocado sobre el cual intentamos cabalgar, nos exige cierta pericia con las bridas de la lengua, para que al primer corcoveo no sucumbamos tapia, al suelo.

—Cuando caracteriza el personaje de Julia, no transmite su tristeza, su fragilidad, sencillez. ¿Cómo justifica luego el uso del adjetivo "mordaz" en la frase: "boca pronunciada con una sonrisa entre mordaz y triste"? En ningún momento vemos nada de malintencionado en la persona de Julia. ¿Podría, por favor, explicarme eso? [BR – Mensaje 13364]

—Como ya hemos establecido que la lengua es un "sistema de signos de doble articulación" y que una cosa es lo denotado y otra lo connotado, no creo que exista un sistema policial que le impida a un narrador valerse de la unión de los contrarios para expresar una idea. Creo haber leído u oído por ahí que una historia en sí, es un cosmos con sus reglas y sus leyes orgánicas que, la mayoría de las veces, no sirven para nada desde el punto de vista del Sueño de Newton o las leyes de la fenomenología dialéctica o el canon de la razón del mundo civilizado y culto. Su nombre, Julia, en su conjunto es, o pretende ser, una historia que, —como diría Marguerite Duras, —"cuenta una historia que sucede por la ausencia de esa historia". Que lo logre, es otra historia.

—Me gustaría preguntarle en el proceso creativo, en su caso, qué parte hay de elaboración consciente y qué parte de dejar/dejarse fluir. [RB – Mensaje 133734]

—Escriben mis dedos; ellos piensan y escriben. Casi de la misma forma que guisar o regar los geranios. Y, aunque suene a disparate, se escribe con un lapicito ciego entre los dedos. En mis años de estudiante de periodismo, viajé a La Romana a entrevistar a un carpintero ciego que sobre los 80 años se mantenía al frente de su taller. Creo que lo importante es tener conciencia clara de qué cosa es el martillo o el formón y cuál su uso correcto o adecuado. Lo demás, el silencio.

Hasta aquí creo haber, a mi escaso modo de ver, dialogado con las inquietudes y opiniones de casi todos los miembros del grupo. Les juro que, en mi vida, ni siquiera a la entrada o salida del aeropuerto Ben Gurión de Israel, me han sometido a un cuestionamiento así. No se imaginan cuánto les agradezco la oportunidad que me dan de leer y releerme en cada uno de los abordajes hacia Su nombre, Julia, un texto que hacía tiempo no leía y que, a pesar del tiempo y la distancia que me separan con el René que lo escribió, sigue gustándome; aunque, si tuviera que escribirlo de nuevo, dudo que lo haría igual. Quiero reiterar mi agradecimiento a los moderadores por tan generosa invitación y a todos y a cada uno de los miembros de este foro, reiterarles mis disculpas por los inconvenientes que mi torpeza, al bregar con las reglas del juego, les provocara. Ahora, si me disculpan, me retiro de nuevo a mis ocupaciones menores: sobrevivir, leer y caminar a la orilla del lago y, junto a mi nieto de 2 años, darles de comer a los patos, las tortugas y a las recién llegadas gaviotas que, en su nervioso vuelo, tiñen el paisaje de un pardo incierto, casi gris. Afectuosos saludos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Haga sus comentarios por favor.