El reconocido historiador británico y profesor de Oxford, con su particular perspectiva que integra procesos históricos y culturales, reflexiona sobre los procesos de independencia americana, sus influencias y las celebraciones del Bicentenario.
Por ELENA IRARRÁZABAL SÁNCHEZ | © El Mercurio
Fuente: mediaIsla, Boletín 1157
Llega puntualísimo a la cita, con un riguroso traje y camisa con colleras, mientras el sol tropical azota Cartagena de Indias y el termómetro sube a 36 grados. Hijo de padre español y de madre inglesa, Fernández-Armesto (1950) se crió en Inglaterra y su formal apariencia podría dar la idea de una persona muy convencional. Pero en realidad, estamos frente a un provocador, que suele desafiar las convenciones intelectuales y las miradas reductivas en sus publicaciones.
Profesor de Oxford durante décadas -actualmente reparte su tiempo entre las universidades de Londres y de Notre Dame y ha enseñado en Yale y Columbia-, Fernández-Armesto es autor de una maciza obra historiográfica. Entre sus libros más conocidos, la mayoría traducidos al español, figuran sus biografías de Colón y Vespucio; su compendio de grandes viajeros y exploradores ("Los conquistadores del horizonte. Una historia mundial de la exploración"); su comentada "Historia de la comida" y una serie de especiales miradas a la historia de la humanidad ("Antes de 1492", "Civilización", "Millennium", etc).
Entre las provocaciones de este historiador -dueño de una cultura de asombrosa amplitud- está su profundo desprecio por la especialización historiográfica. ¡No tengo una especialidad!, grita con exagerado énfasis y una semisonrisa, sentado a la mesa en una apetitosa pastelería, sugerida por él mismo. "Creo que son un mito académico. Si tengo una especialidad, es intentar comprender esa gran diversidad cultural que nos marca como especie en nuestro pequeño planeta", dice en un español salpicado de expresiones inglesas, pronunciadas con acento de public school británico.
Con humor y fina ironía -que suele aplicar a sí mismo-, Fernández Armesto contestó nuestras preguntas, en el marco del gran congreso histórico, con que Colombia dio inicio a las celebraciones de su Bicentenario. (Ver recuadro).
"Los héroes son frágiles en los aniversarios"
—¿Qué debiéramos esperar en Latinoamérica en las celebraciones del Bicentenario?
—¡Veo que aquí se invierte mucha emoción en estos aniversarios! Me parece que, más que consecuencias políticas o una hipotética mayor unidad del continente -que seguramente seguirá tan desunido como siempre-, la fecha puede ser una buena instancia para fomentar una reflexión intelectual de calidad sobre la pluralidad de fenómenos que se generó en torno a la independencia y sus repercusiones. Algo parecido a lo que ocurrió en España, con las conmemoraciones en torno al 2 de mayo.
Y otra cosa, que también se podría esperar en estas celebraciones, es que los héroes del Bicentenario comiencen a tambalear...
—¿Por qué tanta fragilidad?
—Los aniversarios suelen destruir las reputaciones de los héroes, que son los más vulnerables en este tipo de fiestas. El héroe no es un santo. Normalmente adquiere este carácter por una intervención determinada, no por una vida admirable; su fama se suele oponer a la de otros héroes que circulan. Por eso son tan frágiles y no suelen durar. Está el ejemplo de Colón en 1992 y de varios héroes más, derrumbados por la investigación impulsada por los centenarios".
Imperios y elites
—A estas alturas, ¿cree que ha variado la percepción hacia el dominio en América del Imperio español, cuyo carácter solía juzgarse tan en blanco o negro?
—Hay que ser conscientes de los aspectos negativos de los imperios, que son entidades opresivas. Un mundo sin imperios hubiese sido mejor. Pero hay dimensiones positivas de ellos, como entidades de intercambio cultural. Son dominios que crean un marco en el cual comunidades de distintas etnias y tradiciones, que antes no se conocían ni relacionaban, pueden influenciarse unos a otros.
En ese sentido, creo que la historia del Imperio español, desde el punto de vista de sus pueblos constituyentes, aún no se ha contado debidamente. Todos los imperios funcionan mediante acuerdos entre las elites: las elites coloniales y las elites indígenas. Y ésta no fue la excepción. Para una gran mayoría de las elites indígenas, los españoles fueron instancias de colaboración en la opresión de sus propios pueblos y en sus luchas contra otras etnias.
—Es algo que han dicho algunos estudios recientes.
—Varias investigaciones en desarrollo están develando una cantidad inmensa de documentación en lenguas indígenas de Hispanoamérica, que apoyan la tesis de que una gran mayoría de la gente aceptó y apoyó a la monarquía española como aliado en sus luchas particulares, como árbitro en sus propios conflictos y como fuente de personas útiles (maridos para las hijas de los jefes, soldados en sus guerras y representantes ante las autoridades imperiales). En base a esa colaboración, se erigió este imperio único de mar y tierra, a principios de la edad moderna, sin referentes y paralelos. Algo que habría sido imposible si se hubiese tratado sólo de un órgano opresivo.
—Usted ha manifestado interés en los imperios de cazadores en América.
—Así es. Uno de los aspectos del cono sur que me ha interesado es la existencia, en las pampas de Argentina a fines del siglo XVIII, de un auténtico imperio indígena de cazadores, algo bastante peculiar, porque los imperios suelen ser sedentarios. Luego, en el siglo XIX, se dan los imperios comanches y sioux, en Norteamérica. A veces pensamos que el imperialismo es un vicio blanco, y no lo es, es un vicio humano. Y no enfatizo el imperialismo indígena para quitarle mérito, sino, al contrario, para no quedar en miradas reduccionistas.
Latinoamérica y sus obsesiones
—Estoy convencido de que lo más interesante de la cultura latinoamericana en general, si pudiéramos lograr una visión de conjunto, desde otra galaxia, es la creatividad de esta experiencia colonizadora", dice Fernández-Armesto. "La creatividad lingüística, religiosa, arquitectónica y artística. Las ciudades americanas reciben la herencia española, pero son distintas, poseen una identidad diferente, fruto de los elementos que confluyeron. En ese sentido, no hay que echarle la culpa a España de todos los males de Latinoamérica. El sudamericano tiene la tendencia de buscar alguien a quien imputarle todos sus problemas".
—¿Lo ve como una tendencia muy acusada?
—Si existe un rasgo cultural latinoamericano es su 'fracasomanía'. Colombianos y argentinos son ejemplos extremos. Argentina, por ejemplo, vive preguntándose por su fracaso como nación, por lo que iba a ser y no fue. Quizás en este fenómeno de Latinoamérica influye la idea de la decadencia, un concepto dominante en la historiografía española por muchos años. Chile es tal vez una excepción. Me da la sensación de que ha superado esta tendencia para tratar de vivir una vida normal, dentro de sus posibilidades, al igual que España.
—Sobre la independencia de Latinoamérica, usted postula que, más que la Ilustración, fue el romanticismo un influjo crucial.
—Creo que la Ilustración tuvo poco que ver con las independencias latinoamericanas, a diferencia de la norteamericana, que fue impulsada por personas muy representativas del siglo de las luces, que creían en el predominio de la razón. Pero esas luces se apagaron con toda la sangre de la Revolución Francesa. Aunque en Latinoamérica había gente ilustrada, si analizamos una figura tan emblemática como Bolívar, por dar un ejemplo, vemos un romántico que llegaba a hablar de visiones místicas. No representa un trasfondo ilustrado, asentado en el predomino de la razón.
En este contexto, hay una teoría mía más particular, que piensa que en este romanticismo, sobre todo en el reino de Nueva Granada, influyeron las expediciones científicas impulsadas por la monarquía borbónica en el siglo XVIII. Observaciones sobre la vastedad de los Andes y la inmensidad del paisaje americano fueron utilizadas para combatir la idea de que lo americano era inferior al español. Todo esto culmina en la obra de Humboldt. Su influencia directa en la mentalidad de Bolívar está bastante clara".
"La innovación viene de afuera"
"En términos muy generales, a través de la historia la apertura conduce al progreso, al intercambio de influencia. Toda innovación procede de afuera. Por ejemplo, en la historia reciente, China nunca pudo concretar su promesa como potencia mientras estuvo cerrada al exterior. Ahora lo está logrando", señala el historiador, para explicar su interés por estudiar los intercambios culturales y procesos históricos paralelos.
Las obras de Fernández-Armesto suelen incluir elementos de historia intelectual, política y cultural y algunas tocan aspectos biológicos y del medio ambiente. El libro que ahora se apronta a presentar es una historia mundial del año 1492, en el que el lector recorre con una serie de viajeros de la época distintas partes del mundo: América, Congo, China, entre otros. "Colón no era el único viajero de la época ni su descubrimiento lo único importante que ocurrió".
El historiador también prepara una obra sobre los idiomas creados por los esclavos africanos en el Nuevo Mundo. "Personas que llegaban de distintas zonas de África, que no hablaban una lengua en común y que debían comunicarse. Es un fenómeno muy particular", cuenta este curioso infatigable, mientras se pone la chaqueta para enfrentar, como un guerrero, el tórrido calor tropical.
Sus libros
Entre las obras de Fernández-Armesto, se pueden encontrar en las librerías, su biografía de Vespucio " Américo, el hombre que dio su nombre a un continente " (Tusquets, $28.360); " Historia de la comida. Alimentos, cocina y civilización " (Tusquets, $28.360) y su " Breve historia del mundo " (Zeta Bolsillo, $7.000).
La fórmula colombiana para celebrar el Bicentenario
"La ciudad más hermosa del mundo" es la definición que García Márquez da de Cartagena de Indias en la novela "El amor en los tiempos del cólera". Con sus kilómetros de murallas defensivas cerca del mar, su olor dulce a frutas tropicales, su primorosa arquitectura de tres siglos concebida para escapar del calor, el núcleo antiguo de Cartagena es un lugar ideal para hablar de historia. "La ciudad heroica" (como le dicen los colombianos) tiene una historia apasionante, que incluye la resistencia a piratas, bucaneros e invasores, -como Hawkins, Drake y la escuadra de Vernon, compuesta de 186 naves y 9 mil marinos- y varias sublevaciones independentistas. Tópicos que fueron tratados, entre muchos otros, en el "Encuentro internacional con nuestra historia", el congreso con que Colombia dio inicio a las conmemoraciones de los 200 años de su independencia, que, al igual que Chile, comienza a gestarse en 1810.
En este sentido, la estrategia colombiana para estas celebraciones se basa, "más que en grandes obras públicas, en una serie de instancias para fomentar el reencuentro de los colombianos con su historia e impulsar la reflexión sobre el proceso de la independencia y sus repercusiones en la evolución del país", explica María Cecilia Donaldo, alta consejera presidencial para el Bicentenario. En este marco, se han realizado iniciativas masivas como la participación de todos los escolares del país en el programa "200 años, 200 preguntas " en que se seleccionaron, de un conjunto de 16.501 propuestas, las interrogantes más curiosas e interesantes de los niños sobre la independencia y su época. Inquietudes como ¿si no había helicópteros o aviones, cómo se diseñaban los mapas de la época? o ¿qué origen social tenían los españoles y patriotas que participaron en las batallas? van a ser respondidas por reconocidos historiadores y darán lugar a un libro.
Más orientados a profesores y especialistas, se contemplan también congresos en distintos lugares sobre temas como la mujer en la independencia y el rol de las distintas regiones en el proceso de autonomía. En el caso del encuentro realizado recientemente en Cartagena, participaron historiadores colombianos y extranjeros de renombre, que expusieron sobre aristas como "¿Por qué nos independizamos?", "Dios en la república", "¿Qué se ganó y se perdió en el proceso independentista", "Nuestra independencia en la historia de América y del mundo", en un debate en el que emergieron acuerdos, pero también discusiones y que fue cerrado por un discurso del mismísimo presidente Uribe. Iniciativas que los colombianos ya están poniendo en práctica y que pueden aportar ideas interesantes para las celebraciones chilenas. [zoiladulceuva]
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