domingo, 21 de junio de 2009

Se lavo en Los Haitises la justicia la cara

Por Luis Carvajal


Se pobló la mañana de abriles y noviembres

y la toga cantó con su voz olvidada.

Se derramó en las calles, se desbordó en las plazas

y la verdad sabida, fue también sentenciada.



No habitaba en la espera la esperanza fallada.

Acostumbrado el mazo a golpear en las ansias

sorprendió que lloviera desde el cielo agua clara.



Sentada en nuevas brisas, ondea la esperanza.

Los rostros juveniles construyen nueva patria.

Los callos, las heridas, la memoria, las canas

Se siembran en las almas que hoy vigilan las aguas.



Alas nuevas navegan hacia un nuevo mañana.

En Gonzalo yo he visto renacer la esperanza

La unidad y el abrazo de machete y guitarra

Del sudor y los libros

Del rubor y las canas

De la tersura urbana de rostros juveniles

Y las pieles curtidas al fragor de la caña.



Acostumbrado el mazo a golpear en las ansias

Se lavo en Los Haitises la justicia la cara



En este grito simple

Porque siempre haya patria

Lavaremos las togas con el agua sagrada

Y desde Los Haitises rociaremos las Salas,

las Cortes, las Audiencias y la historia pesada

que han cargado en sus hombros

los del surco y la azada.



Poblemos las mañanas de abriles y noviembres

Hasta que nunca el mazo se descargue en las ansias

Derramemos las calles, desbordemos las plazas

Y la verdad del pueblo, será la sentenciada.

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