miércoles, 6 de mayo de 2009

Personajes Sancristobalenses del Arte y la Cultura: DIOGENES NINA


Fuente: arte-unico.blogspot.com

DIOGENES NINA es autor de varios libros de poesía entre los cuales podemos destacar: Hora de la araña(1974); republica Permutable(1979); Apricina (1987); Metamorfosis del silencio(1989); El secreto de los ciclos(1991); Memorias del sueño(1993); También los libros de cuentos El Limbo de Felipe Guarao (1994) y Los Duendes de la casa de Martha Delpino (1996).

Los cuentos de Diógenes Nina nos sitúan ante la posibilidad de un universo fantástico de tipo urbano que se inscribe a su vez en un neofantástico vertical. Sus cuentos pretenden superar la óptica simplemente realista, para, mediante el choque interno y el movimiento poético subjetivo interpretar y transformar el mundo que llevamos dentro.

Para Diógenes Nina, narrar significa depositar los demonios en la página y dialogara con ellos. El delirio de ver y representar el conflicto parte de la expulsión que expresa una realización un tanto diabólica intuida en la lectura y en el propiciamiento de formulas mágicas y literales que hacen pensar en la relación entre Cábala y Literatura. Se tarta a la vez de un sentido que se integra en lo profundo a la diversidad de lo ideal y lo real. Odalís G. Pérez.

El Limbo de Felipe Guarao

Selección/cuento:

La Misión

Herman Corponigro sacó una mano por el hueco de la ventana para capturar estrellas. Una ráfaga de pinos casi lo dejó manco.

Miró a su mujer.

-¿Cómo están los niños?-interrogó.

-Bien- contestó la mujer.

-¿Ya los cacaste de la escuela?

-¡No!

-Pues hazlo, antes de que nos los estigmaticen.

-Si, Herman,-respondió ella, mientras le daba palmaditas en la mano temblorosa. Su marido juraba haber poseído siete luceros. Esa tarde, rodeado de curiosos acepto declarar su destino.

Elsa trató de disuadirlo:
-Herman, ese es tu secreto, nuestro secreto, ellos no debe saberlo…,-dijo.
-Sí, que lo sepan, no interfieras, son mis amigos y deben conocer mi misión-dijo Herman con furor.

-déjelo desahogarse, le hace bien-dijo una enfermera que en es momento le inyectaba un sedativo al paciente contiguo.

Con un gesto triunfal, Herman dio comienzo una vez más a la historia que motivo su encierro en el hospital siquiátrico.

-Sí, tenía siete estrellas, créame, nunca he mentido. Una la dirigí al sumo pontífice; quizás lo ilumina para que dejes de mentir, salus populis. Envié a dos cabezas de potencias: astros isocronos los ayudaran a equilibrar la balanza social. Otra convertida en cometa fue recibida por los cipriones. La más pequeña se me extravió, creo, en el trayecto de mi última visita a Cicerón. La sexta la preste a Fidias, para que me deje en paz.

Hablaba sin descanso, con sus ojos amarillentos desmesuradamente abiertos, acuclillado sobre la cama. Algunos lo animan a continuar con gestos solemnes de aprobación. Elsa lucia furiosa, pero guardo silencio. El continuó profesoralmente cambiando de posición.

-¡Escuchen bien! No gusto repetir las cosas.

Un coro jocoso lo animó.

-Bien, prosigo.

- La ambición es destrucción, saben. Tenemos que regresar al agrado cero, a la esencia. Mi gran misión, es advertírselo. Sí, en días pasados EliasCanetti me aseguró, asombrándome:

“Cada organismo levanta su cabeza sobre un campo de cadáveres, sonríe al sol, y declara que la vida es buena”.

-¿Me siguen?-interrogo con interés.

-Si, todos están interesados en lo que estas diciendo,- Dijo Elsa, tratando de contener el llanto.

-Pues bien, recuerdo que años atrás, cuando me batía a muerte con los arcopolistas, pensaba que los pobres y sicóticos eran infelices, y los defendía, hasta que se volvieran en mi contra. Rechaza mi ayuda, me dedique al estudio del Homo Ludens de Huizinga, y descubrí que la vida del hombre primitivo era rica y divertida porque todos tenían estrellas, y la libertad de la inocencia.

Pausó para mirarse las manos, mientras murmuraba:

- Juro que el motivo fue salvarlas de la creciente amenaza de los cohetes interplanetarios, pero cuando vi mis dedos irradiando luz, decidí compartirlas con los conspicuos del universo, con la esperanza de que meditan sobre la salvación de la humanidad.

La enfermera del piso le inyectó un sedativo.

Pasado algún tiempo, apareció en un matutino la crónica siguiente: Extranjero ultimado de disparo en la frente por agente de seguridad, cuando intento meter un destello en el bolsillo del presidente.

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