Por José Saramago | © Boomeran(g)Fuente: mediaIsla, boletín 1131Conocí al dramaturgo Alfonso Sastre hace más de treinta años. Fue nuestro único encuentro. Nunca le escribí, nunca recibí una carta suya. Me quedó la impresión de un carácter áspero, duro, nada complaciente, que no facilitó el diálogo, aunque no lo hubiere dificultado. No volví a saber de él, salvo por ocasionales y poco expresivas noticias de prensa, siempre relacionadas con su militancia política en las filas abertzales. En las últimas semanas, el nombre de Alfonso Sastre volvió a aparecer como candidato cabeza de lista a las elecciones europeas, integrado una Iniciativa Internacionalista de reciente formación. La agrupación no obtuvo representación en el parlamento de Estrasburgo.
Hace pocos días ETA asesinó al policía Eduardo Puelles con el casi siempre infalible proceso de bomba-lapa colocada en la parte inferior de los coches. La muerte fue horrible, el incendio carbonizó el cuerpo del infeliz, al que no hubo manera de acudirle. Este crimen suscitó en toda España un movimiento general de indignación. General, no. Alfonso Sastre acaba de publicar en el periódico vasco Gara un artículo amenazador en que habla de "tiempos de mucho dolor en lugar de paz", al mismo tiempo que justifica los atentados como parte de un "conflicto político", añadiendo que más atentados habrá si no se abre una negociación política con ETA. Casi no acredito en lo que leo. No fue Sastre quien fijó la bomba en el coche de Eduardo Puelles, pero lo que no esperaba era verlo como valedor de asesinos. [lilibrik]
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