Por Gorka Andraka | © Gara
Fuente: mediaIsla.net, Boletín 1125
Los salvajes no asustan. Dan pena. En el nuevo docureality televisivo de Cuatro, "Perdidos en la tribu", tres familias españolas conviven durante varias semanas con tres etnias antiquísimas. "Cada familia tendrá que enfrentarse a los peligros que conllevan unas civilizaciones primitivas con las que no resulta sencillo encontrar similitudes", anuncian desde la web del programa. Pero los fieros aborígenes, a nuestro lado, parecen conejillos de Indias.
"Se llevaron a varias familias, a las que han pagado una miseria, durante casi un mes a unas localizaciones donde nunca han vivido, a 700 km de sus casas. Y las familias se fueron, justo en pleno periodo de cultivo, dejando sus campos desiertos", explica Silvia Sala, responsable de la Fundación CEAR en Namibia. Habla de la productora de televisión y de los bosquimanos que participan en el concurso. A los adultos les dieron 175 euros y 67 a los niños. Los hombres, muchos con graves problemas de alcoholismo desde que su pueblo dejó de ser nómada, se bebieron toda la paga.
Los salvajes están perdidos. No son de este mundo. En "Las palabras de la selva", su último libro, el médico vasco Carlos Martín Beristain recoge el sentir de las comunidades amazónicas de Ecuador tras décadas de explotación petrolera en sus tierras. "Fue una vida linda, excelente. Teníamos la selva y la fauna limpia, había muchos animales. Vivíamos muy cómodos; sin bulla ni heridas, la selva era un paraíso. En el año 1941 no había ningún blanco, solo había selva", recuerda un indígena secoya. Eran otros tiempos. Aún no conocían el desarrollo, la cultura, el progreso… Todavía no eran salvajes. A nuestra imagen y semejanza.
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