viernes, 7 de agosto de 2009

Prisión Verde y la Vuelta Cíclica


Por Diana Espinal Meza
Fuente: poetasdelmundo.com

HONDURAS: Una de las paradojas que más disfrutaba Borges fue la de Russell [el conjunto de los conjuntos que no se contienen a sí mismos sí está contenido en sí mismo], que no es sino la extensión de la célebre paradoja del mentiroso: si digo 'soy un mentiroso' y efectivamente lo soy, entonces estoy diciendo la verdad, por lo que no soy un mentiroso. Con ella quiero recalcar la Vuelta Cíclica de la vida y la efectividad de algunas 'mentiras-ciertas':

Para 1953, Honduras presentaba dos asuntos relevantes en la lucha de los trabajadores. Por un lado, las compañías bananeras, para salir de una crisis en el cultivo y exportación del banano, estaban reorganizando las formas de trabajo y de pago: se cambiaban las jornadas de trabajo, se rebajaban los salarios, se acentuaba la explotación. Al mismo tiempo, el país entraba en un año electoral. Para octubre de 1954, se debería de convocar a elecciones presidenciales. En el seno del partido gobernante, el Partido Nacional, se inició una disputa por el poder político, entre los seguidores de Carías y Gálvez que intentaba reelegirse y continuar con un 'reformismo en el Estado'. La oposición se reorganizaba alrededor del Partido Liberal y su candidato Ramón Villeda Morales. La lucha política y por reivindicaciones económicas se agudizó. Por un lado los trabajadores pedían salarios, un código de trabajo, seguridad social, y el pueblo en general pedía 'elecciones libres'. Miles de hondureños se lanzan a las calles entre 1953 y 1954. ¿Quién? iba a imaginar que bajo este contexto intempestivo Ramón Amaya Amador, hombre de campo, peón en los campos bananeros de la costa norte de Honduras, y quién sufrió en carne propia la explotación de los monopolios norteamericanos, se convertiría en protagonista de los esfuerzos reivindicativos de los 'campeños'.

Con la aparición de Prisión Verde se impuso un realismo social en la literatura hondureña, que vino sin lugar a dudas, a tumbar el romanticismo costumbrista de la época. El escritor Hondureño Longino Becerra opina: ' Prisión Verde se escribió en la década del cuarenta. Entonces los sectores democráticos y populares de Honduras vivían un proceso de acumulación de fuerzas muy importante, destinado a cambiar el clima de brutalidad, de negación de todo derecho, mantenido bajo la dictadura terrateniente-burguesa de Tiburcio Carías Andino. Ese proceso culminó con la gran huelga bananera de 1954, la que, si bien no logró todos los propósitos de los trabajadores, produjo cambios sustanciales en la historia de nuestro país. Los antecedentes preparatorios de este hecho extraordinario fueron los esfuerzos organizativos de los obreros del banano en distintos puntos del vasto imperio, así como los conatos insurreccionales llevados a cabo durante la década del cuarenta, e incluso antes.' En abril de 1954, se dan dos protestas que serían como un 'embrión' de la huelga. En Tela, Atlántida y Puerto Cortés, dos puertos de la costa atlántica de Honduras y que eran lugares de embarque del banano de la United Fruit Co., a los trabajadores se les obliga a cargar los barcos sin pagarles como trabajo doble, sin reparar que era domingo día de descanso. Los trabajadores se niegan y hacen un paro, el gobierno interviene y manda soldados, y mientras se firma una acta de suspensión del paro, y los juzgados conocen del caso. Los trabajadores presentan también a la compañía un pliego de peticiones protestando por el cambio en el modo de trabajar y de pagar el salario. Los trabajadores acuden al llamado, se realiza una manifestación de protesta. Los trabajadores deciden irse a una huelga ante la negativa de la empresa a sus reclamos.

A 55 años de haberse escrito esta obra cumbre de la literatura hondureña, el fenómeno social de injusticas, deslealtades, soberbia, calumnias, desigualdades sociales, ansias de poder, huelgas, conspiración, compra y ventas de almas, explotación… y golpes de estado se han vuelto a repetir. Y la vuelta cíclica 'aquel inverso mundo de Bradley, en que la muerte precede al nacimiento y la cicatriz a la herida y la herida al golpe', hoy se encarnan en nuestra amada Honduras como uña maldita en nuestras vidas.

Uno de los personajes, claves de Prisión Verde: el viejo Lucio Pardo, hombre que ha predicado siempre la violencia -una violencia ciega- como la única forma de resolver los problemas del pueblo, reflexiona, casi al final de la obra:

'¡Ah, Tivicho, hoy hemos sabido lo que es la realidad y ya no podremos volver a engañarnos! Debemos prepararnos para la próxima vez. ¡Soldaditos... Mandadores... Capitanes... la próxima vez será distinta! ¡Mientras no estemos fuertes y unidos, seguiremos aguantándoles; pero el día que nos resolvamos otra vez, no será para contestar con «sopapos» y gritos a los tiros de fusil y a los culatazos!'

!Si! viejo Lucio Pardo, esta vez tenemos claro el panorama y estamos resueltos.

!No al Golpe de Estado en Honduras!

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