miércoles, 7 de enero de 2009

Dioses verdaderos, religiones falsas.-

Por Francisco de León (1 de 2)


Toda mentira que es repetida como si fuera verdad, es reconocida en algún momento tal si verdad fuera y ya de ahí en adelante es una verdad que nadie duda, ya sea impuesta por la fuerza y el abuso o la persistencia de un muy buen actor que trasciende el tiempo. Los padres mueren y entre los hijos pocos vieron, de lo escuchado los nietos cuentan mal la historia y los bisnietos la olvidan y la desestiman, la tradición se interrumpe y lo que era mentira se vuelve tradición.

Érase una vez que estaba yo en un hospital infantil y una niña que era inyectada por una enfermera y a la vez sujetada por otra que auxiliaba a la primera, gritaba desesperada “Que no se muera mi mamá! Que no se muera mi mamá!”, y así repetía sin consuelo con lloro estridente, largo y rendido mientras duraba el proceso en que se encontraba muy tensa con su brazo izquierdo extendido y tieso para sentirse fuerte y le duela menos, mirando hacia el lado contrario de quienes queriéndole ayudar le tenían sometida con terror terrible. Ella no quería que su mamá muriera; pues así le habían convencido las enfermeras que sucedería si no se dejaba poner la inyección. Ese es claro, un ejemplo de sometimiento por la fuerza de la sugestión sobre una mente débil e inocente, le impusieron una mentira tal si fuera una verdad, ella temía al dolor de la aguja; pero mucho más a que se le muriera su madre. Así es como quienes creemos son autoridades y en quienes confiamos tienen la razón, nos imponen mentiras y aceptamos como verdad lo que es de su ventaja y pueden hacer de nosotros lo que a ellos les conviene.

El futuro de la historia que pasó lo viví mas luego un día que me encontraba en un pueblo que no es el mío, acompañando a alguien a una diligencia de interés mutuo en su vehículo. Nos detuvimos al lado este de un colmado en la acera sur, en la acera norte estaba una doña de unos setenta años de edad con su pelo suelto negro, sentada en una mecedora dispuesta a peinarse y en su frente algo distante estaba un niño que caminaba retrocediendo hacia ella, al verlo exclamó llamando su atención,”niño, no camine así, que así camina lo malo!”, el niño viró y a su vez ella notó que la mirábamos y al atencionarnos le preguntamos “¿Por qué es que así camina lo malo?”, ella contestó, “bueno, no se, así es como decían los antiguos”.

Nosotros comprendimos que ella quería actuar según lo que exige la tradición, enseñar como le enseñaron; pero no sabiendo, se hacía claro, la razón raíz de la enseñanza que recibió desde muy pequeña, o sea, los antiguos son los padres, los abuelos, quienes eran respetados y considerados autoridades y que decían “sí porque sí, o no porque no, o porque yo lo digo” y si eso no fuera suficiente razón te golpeaban no necesariamente con una correa; pero no volvías a enfrentar sus palabras. Pero la verdad es que no sabían que era un artificio que en el origen olvidado de la tradición cuando se realizó la primera astuta mala práctica, los padres querían evitarse el susto de tener que de emergencia remediar un evento ocasionado por el niño tropezar con lo que no pudo ver por caminar de espaldas. Le crearon fe en una mentira de terror mayor al que podían aceptar y lograban que el niño estuviera protegido de su propia curiosidad y atrevimiento inocente aunque ellos como custodios de sus hijos no estuvieran. Y de igual manera para que de ellos no se vayan lejos les decían que “por ahí está el viejito que se come a los niños y que en lo obscuro está la bruja.

No duden, puedo poner otros tantos ejemplos como los anteriores.
Nuestras autoridades, ya sea las que podemos elegir o aquellas que no, de tanto relacionarse con el poder que le delegamos, con él se identifican y llegan a creer que el poder reside en ellos y a su vez la práctica que se convierte por continuidad de ejercicio en tradición, nos hace creer que de hecho es así y que tal como siempre se ha hecho es como debe hacerse tal si no fueran posibles formas nuevas o si no nos tocara a nosotros, los corrientes, comunes, la responsabilidad del cambio y se pierde la razón que dio origen a las cosas y a las situaciones que nos envuelven y nos incomodan. Siempre esperamos que Dios haga uno de sus milagros y nos parece que cada día son mas escasos o que Dios está a favor de los mas fuertes. Pero el dios en que nos podemos auxiliar tiene el nombre que le pongamos o bien no necesita nombre alguno, pues tal como él es dos no hay; mas sin embargo nos identificamos con el de nuestro manipulador o manipuladores. Pero lo que implico es que en verdad todos los dioses que para los creyentes eran y fueron reales y de verdad, tal como los creyeron fue de una manera matizada por la clase pudiente, sacerdotes, reyes, faraones, cesares, emperadores, zares, primer ministros, presidentes y toda persona altamente pudiente y altamente influyente; pero sobre todo y vale la pena volver a mencionar, los sacerdotes o sus equivalentes, que usaron el nombre que en el idioma que fuera o fue, fuese escogido por el común de los hombres para referirse al dios en quienes se confiaban, y se lo pusieron al dios que en su auto idolatría en componendas unos con otros se crearon, pues se sintieron que podían hacer y deshacer a su antojo sin que nada en contra les llegara desde ese dios en el cual alguna vez creían y entonces bajo su nombre se escudaron para hacer injustas y mañosas exigencias al pueblo del que nacieron y en ellos delegó el poder que ostentan tal si fueran intocables y nobles. Y así vemos como en toda civilización antigua hacia atrás y hacia delante del tiempo, se han hecho sacrificios humanos que sólo son terrorismo contra el pueblo para subordinarlo, sugestionarlo, manipularlo, enajenarlo y parcelarizarlos, tal un corral invisible creado por el dios del cual son miembros y consciencia sus dirigentes, el cual es falso y lleva el nombre verdadero que el pueblo creó para el dios que es verdad. Y entonces vemos que erróneamente los creyentes de pueblos diferentes y por motivos religiosos se vayan a la guerra, no porque tengan un dios diferente, no porque tengan un idioma diferente; sino porque quienes los dirigen tienen intereses diferentes y no quieren perder todo lo que han ganado, ya que un pueblo es una máquina de producir bienes a la clase que de él se ha adueñado. No duden, que cuando estos falsos religiosos descubran que hay mas ganancias uniendo esfuerzos que imponiendo su dios al pueblo derrotado de menor tecnología bélica, entonces se constituirán en un solo dios, pedirán excusas por los anteriores abusos cometidos contra los pueblos y se pondrán el nombre mas conveniente de esos tantos por los cuales los hombres sinceros pero enajenados le llaman al dios de verdad en quien confían y que rara vez han contactado por creer en lo que le han impuesto sus gobernantes.

Y se daba el caso que si la cosecha era mala, era porque los dioses estaban disgustados y sólo con sacrificios y tributos se podía calmar tal ira, así que el sacrificio hacía mas sumiso a cada quien de entre el pueblo y se esforzaba mas para agradar a los dioses y sí lograba agradar a sus dirigentes, que si era el rey, entonces era descendiente de los dioses o de dios y si era sacerdote era un fiel noble. Pero si dudaba de la legitimidad tanto del dios o de sus sacerdotes o la justicia de su rey, también en nombre de ese dios o de esos dioses era muerto, tal como en el catolicismo durante la “Santa Inquisición”, el que no creía que la iglesia católica era el centro del cristianismo era un hereje y tal como a cualquiera que fuera acusado de brujería, era quemado vivo amarrado a un patíbulum, con leña verde y gatos vivos, para que gritos humanos y de animales, ambos desesperados, desesperaran a los espectadores que viendo aquello tengan un preámbulo de lo que podía ser el infierno el cual desde pequeño nos han hecho temer tanto o mas que al bebé que no quiere que su madre se le muera y por tal razón, ni camina de espaldas y se deja poner la inyección, y si era conveniente quemar a un inocente para sostener el estado de cosas, se consideraba una buena inversión, puesto que “el poder es un gran sirviente; pero muy mal consejero” y el fuerte abusa y de su poder se aconseja seguro de que será otro quien sufrirá las consecuencias y a diario en conseguir su empeño se ocupa. Porque es bueno saber, que siendo nosotros adultos le tememos a la oscuridad por causa de la bruja, el cuco, el bacá, el vampiro, el hombre lobo y el zombi; pero el malhechor en ella se esconde y en confianza se siente y entre todos los malhechores se esconden los esbirros del sistema de los pudientes que nos gobiernan aunque no conozcamos sus caras, ni nombres, ni apellidos. Es bueno saber, que el sacerdote, el policía, el político, el comerciante altamente influyente y quienes para todos ellos trabajan como animales y capataces de la granja de ellos que es el pueblo, es del pueblo que nacen. Por consiguiente entre los culpables hay gran cantidad que nacieron como víctimas de la maquinaria de nivelación y manipulación y aún ahora que están del lado y al servicio gustoso del abusador que nos domina creen enajenadamente que actúan normal y correcto tal si tuvieran una cuota a su servicio del poder que en su funcionamiento desconocen.

Esto es así y así ha sido para politeístas y para monoteístas, en ambos casos siempre ha habido un dios padre de todo y de todos. En el cristianismo y/o catolicismo hay un dios trino formado por el dios padre, el dios hijo y el dios espíritu santo, que este último es considerado como el femenino de los tres en otros puntos de vistas no considerados ortodoxos en esta religión. En la religión nórdica o “ásatrú” la trinidad son Odín, Thor y Freyya, quien es la madre esta última y el segundo es el hijo, entre los egipcios la trinidad es Horus, Osiris e Isis, esta última es la madre del segundo y esposa-hermana del primero. Ya sea un dios trino o una trinidad es más de un dios a quienes se le atribuyen las obras de todo el universo y de quienes se deriva el misterio del tres y del siete por causa de:
Las obras del padre.
Las obras del hijo.
Las obras de la madre o espíritu santo.
Las obras del padre y del hijo.
Las obras del padre y la madre o espíritu santo.
Las obras de la madre y el hijo.
Las obras del Padre, la Madre y el Hijo.
En total siete tipos de obras hechas por tres dioses unidos en una voluntad consciente. Ahora bien. ¿Por qué nombres diferentes para un solo dios o una sola trinidad? Por idiomas diferentes en civilizaciones diferentes, algunas separadas en el tiempo. ¿Y las coetáneas? ¿En cuantos idiomas se puede decir…?

Dios:
El (hebreo), Allah [Arabe "Al Ilah" = "El Dios"], El (cananeo = el poderoso, el primero, creador de criaturas)
Dios del cielo ------- Baal Samem (cananeo)
Dios del cielo y la tierra
Dios altísimo:
El Maal, El Eljon (hebreo), [Eljon (estar en lo alto), sirio], Horus ["El quien está en lo alto" egipcio]
Dios ayudador
Dios fuerte
Señor, Amo ------------- Baal o Bel(cananeo),
El Grande --------------- Gula (nombre de dios en Mesopotamia)
¿Y cuantos nombres de personas en diferentes idiomas pueden ser el mismo y ser creados como memoria del dios en quien confiamos?
Hasdrubal -------- Baal ayuda, el señor ayuda (cananeo), Elisha (ayuda de Dios = hebreo)
Hannibal --------- Gracia de Baal, Gracia del señor (cananeo).
http://www.palmyria.co.uk/superstition/godsfestivals.htm#gods

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