Por Saul Landau | © Progreso Semanal.com
Fuente: mediaIsla "Boletín 1112"
Las súper potencias demuestran que tienen el más grande garrote en el campo de juego, al igual que los competidores del Súper Bowl exhiben sus súper músculos. Este año presencié el Súper Bowl no en el cálido y repleto estadio de Tampa, Florida, adonde decenas de miles llegaron en peregrinaje religioso como al santuario de este año, sino en una pantalla súper ancha de plasma en el garaje de un amigo.
En esta pantalla más real que la vida, vi al General David Petraeus representar a los militares. Empequeñecido por los gigantescos jugadores que lo rodeaban, sonrió embarazado a las cámaras. "¿Por qué no está él en Afganistán?", preguntó uno de mis compañeros televidentes.
"Prioridades", respondió otro. "¿Qué es más importante?" Nadie le respondió.
Después del lanzamiento de la moneda, esperé por los anuncios de bancos que han perdido miles de millones en los escándalos de Wall Street. Pases, corridas, patadas, comerciales, castigos, fumbles, intercepciones… y el campechano John Madden discutiendo estos temas como si fueran parte de un curso de filosofía del football, punto menos que la ética de los negocios.
¿A quién apoyar? Todo espectador tenía que seleccionar a un favorito. ¿Ben Roethlisberger, el mariscal de campo de los Acereros de Pittsburgh y fanático de las motocicletas Harley Davidson, o Kurt Warner, el estratega de los Cardenales de Arizona, quien dijo al público antes del juego que Dios decidiría quién iba a ganar? Yo no vivo en ninguna de las dos ciudades, pero recuerdo que los Cardenales jugaron una vez en San Luis como sus hermanos del béisbol. Yo apoyé a los árbitros, pero me decepcionaron también.
Navidades, Yom Kippur, Pascuas, Día de Dar Gracias y Domingo del Súper Bowl se han convertido en los feriados religiosos de la nación, anunció el anfitrión para explicar su razón para ofrecer una fiesta en medio de una grave enfermedad económica. Metafóricamente, el juego simboliza un choque de atletas disciplinados que demostrarán a los menos poderosos cómo ellos también pueden hacerse insensibles al dolor. Las propias palabras "Súper Tazón" debieran renovar la fe religiosa de los hombres "y su potencial para la idiotez", dijo una mujer del reducido público televidente.
La mayoría de las mujeres despreciaron la posibilidad de ver el juego y se retiraron a otra habitación para ver el juego final de tenis del Abierto de Australia entre Federer y Nadal. NBC tenía a una mujer simbólica realizando reportaje de "ambiente" desde el terreno durante el desarrollo del juego.
Las mujeres aún tienen que tratar de hacer las cosas peligrosas que los hombres hacen en el campo de football. Las mujeres "sirven" al football como porristas en estas competencias de molido de carne y se supone que sepan emitir los apropiados sonidos de aprobación y desaprobación durante el desarrollo del juego. "Esa fue una súper jugada", dijo una joven tratando de impresionar a su novio después de que un receptor dejara caer un pase. Él estaba avergonzado.
Los hombres discuten estrategia. A las mujeres no les importan --ni deben importarles-- tales "deportes" exclusivamente masculinos. El football, como la guerra, necesita de planes de batalla, y se juega bajo ciertas reglas --puestas en práctica por "autoridades". Los hombres dirigen su energía agresiva --no su sexualidad-- contra los cuerpos de los otros durante todo el juego. Cada jugador utiliza su carne, músculos y huesos de forma que haría que la gente normal (no entrenada) sufriera graves daños o la muerte. Los árbitros penalizan a los equipos solo cuando los jugadores realizan avances prematuros o desatan violencia "innecesaria". Por ejemplo, un tacle puede atrapar a un receptor en el aire antes de que caiga al suelo. El sonido de la colisión se oye mientras el jugador tacleado cae con fuerza a tierra.
Vi cómo un receptor de los Cardenales saltaba, atrapaba la pelota y era golpeado por un defensor de los Acereros. Recordé el 12 de agosto de 1978 cuando Jack Tatum, un defensor de los Asaltantes de Oakland voló por el aire hacia Darrell Stingley de los Patriotas de Nueva Inglaterra durante un juego de pre-temporada en el Coliseo Oakland. Stingley quedó inconsciente en el terreno. La fuerza del golpe de Tatum comprimió la médula espinal de Stingley y le fracturó dos vértebras. Los árbitros determinaron que el tacle de Tatum había sido "legal". Subsiguientemente la Liga Nacional de Football (NFL) hizo un pequeño ajuste a las reglas para penalizar este tipo de tacle. Más tarde Tatum describió con orgullo su "hazaña" en su autobiografía Confesiones finales de Jack Tatum, asesino de la NFL. (Stingley quedó cuadripléjico y murió en 2007, a los 55 años.)
Casi treinta y un años después de esa dolorosa colisión, vi varios impactos corporales similares en la pantalla de Alta Definición. Por suerte los jugadores golpeados lograron expulsar las telarañas de su cerebro y salieron corriendo o cojeando del terreno. Decenas de heridos héroes de los Acereros o los Cardenales estaban sentados en el banco o miraban desde hospitales cómo sus hermanos llenos de esteroides --repletos de inyecciones de anfetas-- mostraban al mundo lo que significa "competitividad".
Más de un jugador golpeado recibía una inyección de Novocaína para enmascarar el dolor, de manera que pudiera continuar jugando. "Eso demuestra corazón", explicaron los anunciadores, al referirse no solo a los jugadores heridos, sino también a los que habían soportado diecisiete juegos de mutuas golpizas, roturas, concusiones, cartílagos rasgados y torceduras.
¡Medio tiempo! Durante el intermedio del 38vo. Súper Bowl, Janet Jackson también mostró corazón, bueno, un pecho que accidentalmente se zafó de su tenue cobertura. CBS pagó enormes multas por su insulto a la decencia pública, a pesar de que Jackson ocultó discretamente su develada glándula lechera, de manera que los jugadores pudieran proseguir con su vapuleo públicamente decente. ¡Eso es deporte limpio!
Los individuos con camisas a listas negras y blancas cantaron varias penalidades por "rudeza innecesaria", incluyendo la rudeza el pasador. Un gracioso sugirió una penalidad por "maltratar al balón". En otras palabras, es "legal" golpear a un rival con suficiente fuerza como para noquearlo o paralizarlo, siempre y cuando el golpe se haya dado durante la jugada y no implique una jugada "sucia", como abofetear o patear. Un jugador puede utilizar el hombro o el antebrazo para propinar un golpe que derribe, pero no un golpe de karate.
Este año, Bruce Springsteen y la Banda de la Calle E con Steve Van Zandt actuaron durante 12 minutos con aburridas melodías de letras indescifrables, pero con gran energía y entusiasmo. Mientras el laureado del rock de 60 años se deslizaba de rodillas por el escenario en una manifestación de alarde rockero, los ejecutivos de NBC suspiraron de alivio. Bruce no tenía glándulas mamarias que se salieran de su vestuario.
El súper famosos Springsteen había inaugurado las festividades. Al contratarlo para "fiestear" en el Súper Bowl, NBC podía usar su nombre además del propio ritual para vender más de $200 millones de dólares en publicidad. Los anunciantes gastaron $100 000 por segundo para vender sus marcas.
Durante el medio tiempo, algunas de las mujeres que estaban viendo el tenis llegaron con lentes de 3 D para ver los comerciales en la ancha pantalla de plasma y Alta Definición. Las vi con los lentes de 3 D y aún no las recuerdo. Pero estaban impresionantes. Subconscientemente, probablemente dé las gracias a Doritos cuando vea imágenes en más de una dimensión. ¡Vaya, buenos y sabrosos!
En años anteriores he visto el gran ritual del football en bares deportivos, nada comparable a los romanos presenciando una actuación en vivo de leones masticando cristianos. Al igual que muchos en el garaje la semana pasada, sumergí una papa frita en alguna salsa y levanté mi vaso de cerveza sin quitar los ojos de la pantalla, no fuera a perderme una súper hazaña atlética o al menos un súper acto de violencia. Oigan, yo vivo en una Súper Nación --bueno, vivía.
Ningún otro imperio tiene tales súper equipos de football o tal súper aparato militar, ¿Y qué? No han ganado una guerra desde 1945 --y esa con un poco de ayuda de la Unión Soviética para derrotar a los ejércitos de Hitler. ¿Y qué? Tuvieron que lanzar dos bombas atómicas sobre ciudades japonesas.
Sin embargo, la súper economía se ha hundido en la recesión o peor. Qué triste ver un súper centro comercial con mucho espacio vacío en el estacionamiento y pocos clientes en las tiendas del centro (las cuales han despedido a empleados) para beneficiarse de súper ventas post-fiestas y súper descuentos.
Sin embargo, los sectores menos prósperos aún experimentan súper emociones en el terreno de las privaciones psíquicas y materiales. Piensen en la exaltación espiritual que decenas de millones experimentaron por la ingestión de fuerza generada por los héroes repletos de proteínas del Súper Bowl, el evento de televisión más visto en el país.
Los expertos en Medicina dicen que más hombres sufren infartos y apoplejías por comer demasiada grasa, beber demasiado y sentirse deprimidos por la pérdida de dinero que habían apostado a los Cardenales. Un precio pequeño a pagar a cambio de una cultura de súper deportes. Amamos los deportes. Los jugamos cuando somos niños y apostamos después a ellos.
Por suerte en la fiesta de mi amigo nadie bebió demasiado, así que no tuvimos que presenciar cómo la esposa de alguien le cantaba las cuarenta a su esposo que se inspiró demasiado, aunque indirectamente, por las payasadas en la pantalla.
Qué súper experiencia ver un Súper Bowl, vivir en una súper potencia y poder presenciar un deporte tan competitivo en alta definición ¡Vaya! Quizás el año próximo el Pentágono nos permita presenciar igualmente la guerra en Afganistán. [ibyqueen]~
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