Por Marcial Báez
Leyendo unos escritos sobre el aspecto misionero de JESUCRISTO me detuve a reflexionar en el que señalaba las actitudes de anunciar, sanar, educar y denunciar. Las que nosotros, como cristianos, muchas veces alejados de la situación social por priorizar meramente en lo espiritual y en lo contemplativo, no las ponemos en práctica.
Especialmente DENUNCIAR, quizás porque no nos atrevemos a descubrir las causas de lo que anda mal por medio a que haya demasiado que cambiar y no tener enfrentamientos con amigos o familiares.
Esta encierra una significación fundamental en el devenir de los tiempos; ya que la misma tendrá por finalidad asumir que la regla suprema de la conducta será buscar el bien común y respetar la conciencia de los demás.
Aplicando esta responsabilidad cristiana en el diario vivir, entendemos que, al aproximarse las elecciones congresionales y municipales de nuestro país es necesario que los hombres y mujeres conscientes de la problemática social, política, cultural, educativa, de salud y ambiental de nuestras comunidades en San Cristóbal, las cuales persisten desde la caída del tirano Rafael Leonidas Trujillo Molina, que tienen un espacio ganado por su testimonio constante de preocupación y de entrega incondicional, despierten para decirles NO a las apetencias que traerán los políticos con su reaparición en estos eventos electorales cada cuatro años con la misma demagogia, plagada de falsas promesas; presentándose como personas amables, cariñosas y auténticamente preocupadas por nuestros intereses y que después de obtener sus fines personales y partidistas, se dedican a satisfacer, tras bambalinas, sus más oscuras metas. Una costumbre institucionalizada por los partidos mayoritarios en la compra y la venta de conciencias.
Despertemos a esta realidad, que con el esfuerzo de todos los que han trillado el camino de hacer suya esta preocupación por vivir en un San Cristóbal mejor, siguiendo las enseñanzas de Jesucristo, tomándolas como norte en la nueva organización de esta provincia con un nuevo espíritu, de no buscar la grandeza de ser los primeros, en explotar y oprimir a los demás, sobre todo a los más necesitados. Porque no hay comunidad auténtica si cada uno no participa activamente en la vida de la comunidad siendo con sus talentos servidores de todos. Papel que tienen que desempeñar los que sean elegidos, sin importar el rango del cargo ya que son asalariados por el pueblo, que es el soberano. Seamos eco en cada rincón de nuestra sociedad, en cada ambiente llevemos el mensaje de unidad y organización. Contamos con las personas idóneas para sentirnos seguros de que harán su rol con responsabilidad y altruismo. Estamos capacitados para elegir uno de los nuestros. Aquí todos nos conocemos.
No perdamos tiempo, nos están acorralando hasta lanzarnos a una enajenación total de nuestros derechos. Cada cuatro años simulan un cambio; pero la verdad es que siempre la ignorancia, la ambición, el amiguismo, la corrupción, la dejadez y el partidismo nos dirigen a su antojo, arrastrando a su paso los mismos problemas: la falta de energía eléctrica, de hospitales, de una política ambiental, la ineficiencia en la recolección de basura, las mis botellas con diferentes etiquetas... y muchos más.
La tarea no será fácil; pero la intención y el esfuerzo darán óptimos resultados, iniciemos esta peregrinación para hacer de San Cristóbal un pueblo a emular, haciéndolo de todos, digno de vivir en el como ciudadanos verdaderamente gobernados y con deseos de progresar.
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