Por Enrique Antonio Sánchez Liranzo
REPUBLICA DOMINICANA: La inspiración poética es el don más bello que alcanza a los hombres cuando estamos enamorados, es la frase ignota de una metáfora en flor al surgir los rugidos en una noche de amor. Es la concepción romántica que formada por el candil amoroso de la palabra bella se transforma en la frase más excelsa del verso de Virgilio: Omnia Vincit Amor.
Empero, cuando nos dedicamos a escribir una estrofa poética lo hacemos con todo el don de la palabra, porque a veces somos más sensible a la molicie de la vida misma que a entregar por completo el romanticismo histórico. Ese que al momento de la expresión sólo escapa al suspiro de amor, al decir estas palabras: Quod Scripsi, Scripsi.
En cambio, cada hombre que tiene la afición de escribir versos es porque nace en él, el don de Trahit Sua Quenque Voluptas. Por ende, el hombre encuentra, o tiene, siempre aquella inspiración que lo inclina ha escribir versos de amor; cuando sus palabras vuelan como un pájaro al través del océano, para escalar otras tierras, desde su pensamiento y se posan sobre el nido blanco que la ha esperado por siempre y para siempre, sobre sus líneas horizontales que la reciben con benevolencia.
Todo en la vida cambia, o sufre un devenir histórico a través del tiempo, que como el viento toma nuevos bríos, pero no, aunque todo en la vida cambie y se transforme a consecuencia del tiempo y de los años, Quod Scripsi, Scripsi.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Haga sus comentarios por favor.