martes, 31 de marzo de 2009

HOMENAJE A JULIO CORTAZAR A 25 AÑOS DE SU MUERTE: Carta al Cronopio Mayor


Por Silvia Loustau
Fuente: poetasdelmundo.com

ARGENTINA [Mar del Plata]: 1984. 12 de febrero. La piel me arde después de todo un día de sol. En París nieva. A la noche una voz me informa: murió Julio Cortázar. Y se me congela la respiración. Como si estuviese corriendo por las calles heladas de París hacia el Hospital Saint Lazare para estar junto a La Maga, Talita, Manuel y los Cronopios.

Con Cortázar se va un pedazo de adolescencia fascinada por los fuegos literarios y toda la pasión política.

Julio, el Cronopio Mayor , mira la vida como por un caleidoscopio al revés. Se va a París en 1951 y se pasa mirando al Sur. Nadie como él recupera la magia porteña. Y pocos como él se comprometen por la liberación americana. Apoya la Revolución Cubana, acompaña al Chicho Allende en Chile.

En 1973 está en Buenos Aires y dona los derechos del LIBRO DE MANUEL para los movimientos y organizaciones políticas argentinas. Dirige talleres de poesía en Nicaragua, la tan violentamente dulce. Durante la dictadura se prohíben algunos de sus libros y él escribe ARGENTINA ALAMBRADA CULTURAL. Su casa de París es un punto de referencia para todo sudamericano exiliado.

Ama como vive. Incendiándose. En 1982 muere de cáncer su última compañera: Carol Dunlop. Él sabe que también está enfermo. Que la muerte lo espera. Y como un elefante sabio viene a despedirse.

1983. Plena primavera democrática. Julio, Cronopio Mayor, gestiona una entrevista con el presidente Alfonsín. La respuesta no llega. Julio está con amigos. Camina la calle Corrientes. Acompaña a Las Madres un jueves de Plaza de Mayo. Después se va. Después se muere. Un 12 de febrero de l984. En un París nevado. Y algunos lloramos escuchando un cassette en el que Julio lee, con voz gutural: _ “estoy en París, tengo puesto un polo negro, afuera nieva…”.

Pero Julio, Cronopio Mayor, no te cansaré con mas palabras, juguemos a que te susurro: nubes, rayuela, autopista, Ché, crepúsculo, fuegos, revolución, utopía, y vos… vos sonreís.

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