viernes, 24 de abril de 2009

Galileo Galilei, o el camino a la razón desde el corazón


Las proyecciones del invento del telescopio hace 400 años con el uso que hiciera Galileo de éste para la astronomía, guardan aún sorpresas inimaginables, porque la riqueza y los secretos del Universo han demostrado ser siempre superiores a nuestra imaginación.


Por GASPAR GALAZ LLADSER | © El Mercurio
Fuente: mediaisla.net, Boletín 1121

Departamento de Astronomía y Astrofísica Pontificia Universidad Católica de Chile.

Si la frase que identifica a Arquímedes es "dadme un apoyo y levantaré el mundo", la de Galileo (1564-1642) podría ser "dadme un telescopio y les mostraré nuevos mundos". En octubre de 1608, un holandés llamado Hans Lipperhey (1570-1619) solicitó una patente para un novedoso aparato que hacía que objetos lejanos parecieran próximos. Al oír hablar de este invento, Galileo intentó mejorarlo, y después de un tiempo relativamente corto tenía en sus manos un telescopio con nueve aumentos, tres veces más potente que el telescopio de Lipperhey. Después de un año, había diseñado uno de 30 aumentos.

Observación y deducción

En 1609, Galileo apuntó al cielo su telescopio. Dotado de una capacidad de observación y deducción sobresalientes, habría de remecer la imagen del Universo para siempre, incorporando los cielos al resto del mundo natural. Ahora, los fenómenos celestes podrían ser comprendidos por medio de la observación y la deducción lógica. Si bien tal gigantesco paso ya estaba siendo realizado por Johannes Kepler (1571-1630) al estudiar el movimiento de los planetas, el aporte de Galileo fue generalizar la observación de los cielos a fenómenos que no son observables a simple vista: solamente se pueden detectar con un telescopio.

La Luna ya no parecía ser un disco perfectamente liso, sino que estaba llena de montañas y cráteres. La Vía Láctea ya no aparecía como una franja luminosa uniforme, sino que en realidad estaba hecha de miles de estrellas separadas. Pudo observar que Júpiter tenía cuatro lunas que lo circundaban de manera periódica, y mostró que el Sol no era un objeto "perfecto", sino que tenía manchas en su superficie. El descubrimiento de las lunas de Júpiter, conocidas hoy en día como satélites galileanos, y el descubrimiento de las manchas solares, chocaron con la doctrina geocéntrica imperante en Occidente y con la "perfección" del Sol como símbolo eterno e imperturbable.

En enero de 1610 Galileo publicó su obra "Sidereus Nuncius" (Nuncio Sidéreo), que contenía sus descubrimientos, los que claramente lo situaron al frente de la astronomía contemporánea. La consecuencia inmediata de estos descubrimientos fue el considerarse totalmente incapaz de seguir enseñando teorías aristotélicas. Al mismo tiempo, su fama le permitió conseguir un puesto de trabajo en Florencia como matemático y filósofo de la corte del duque de Toscana.

Al telescopio tiempo completo

Una vez libre de las obligaciones de la enseñanza, Galileo al fin pudo estar dedicado tiempo completo a su telescopio. Entre muchos otros descubrimientos, mostró que Venus tenía fases como la Luna, lo cual implicaba de manera directa que Venus y la Tierra giraban en torno al Sol. Aunque con su telescopio no pudo detectar los anillos de Saturno, observó que este planeta, tal como Júpiter, tenía lunas a las cuales atribuyó, incorrectamente, la forma oblonga del planeta. Aún no era posible visualizar la rápida rotación de Saturno, que causa esta forma.

Si bien la Iglesia Católica romana apreció sus descubrimientos, discrepó totalmente de la interpretación que les daba. En 1613, Galileo publicó las "Cartas sobre las manchas solares", en la que defendía por primera vez de manera impresa el sistema copernicano de un Universo heliocéntrico. El trabajo fue rápidamente atacado, Galileo denunciado, y la Santa Inquisición guardó cuidadosamente un ejemplar. El estallido se produjo en 1616, cuando Galileo publicó una teoría de las mareas, que creía demostraban el movimiento de la Tierra, y fue llamado a Roma a responder por sus ideas, bajo apercibimiento de arresto.

Un consejo de teólogos promulgó un edicto en el cual se establecía que Galileo hacía "mala ciencia" al usar el modelo copernicano. Sin embargo no fue condenado en ese momento. Su amistad con el Papa Pablo V le hizo creer que no corría riesgo al seguir publicando y enseñando la teoría heliocéntrica, aunque varios amigos le señalaron el peligro inminente que existía si seguía haciéndolo, y se le advirtió que las teorías copernicanas eran contrarias a las escrituras, y que sólo podían ser presentadas como hipótesis. Al fallecer Pablo V, el cardenal Barberini, amigo de Galileo, fue elegido Papa. Galileo supuso que con mayor razón no habría problema en seguir publicando y promoviendo sus descubrimientos, mostrando cómo encajaban perfectamente en el modelo heliocéntrico de Nicolás Copérnico (1473-1543).

Sin embargo se equivocó, y fue sentenciado a cadena perpetua bajo arresto domiciliario. La gota que rebasó el vaso, y que provocó la condena sobre Galileo, fue su magnífica publicación "Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo". Esta obra llena de humor e imaginación, consiste en una polémica entre un partidario de Ptolomeo y Aristóteles y otro de Copérnico, que intentan convencer con sus respectivas filosofías del mundo a un hombre común. Los personajes son Salviati, Sagredo y Simplicio (Queda al lector el imaginar qué filosofía representa a cada uno...)

El triunfo de Galileo

Bien podría presentarse a Galileo como el padre de la astronomía moderna. Fue el precursor de la ciencia de observar objetos y fenómenos celestes que no se ven, ni se van a ver nunca a simple vista. Galileo nos enseñó que la observación paciente, una buena dosis de imaginación, ingenio y la tecnología adecuada son capaces de atravesar las profundidades del espacio.

Tal como en la época de Galileo, hoy en día los descubrimientos en astronomía siguen modelando nuestra imagen del Universo de manera contundente. Felizmente, hoy se viven tiempos de más tolerancia y la ciencia con sus métodos de modelar la realidad ya son parte de la cultura humana a gran escala. El ejercicio de entender cómo funciona la naturaleza usando el método científico que nos enseñó Galileo es finalmente parte de nuestro mundo. Si entendemos que los límites de nuestros modelos son los límites de nuestro mundo, el triunfo de la razón como herramienta de descubrimiento, más allá de cualquier medio de fuerza o dogma, fue al final de cuentas el triunfo de Galileo, y ese es el gran modelo que Galileo aportó a la humanidad.

"Sorpresas inimaginables"

La astronomía hoy en día es una ciencia altamente desarrollada. Hay decenas de gigantescos telescopios que observan el cielo todos los días y noches en casi todas las longitudes de ondas, desde los rayos gamma hasta las ondas de radio. La gran ventana que Galileo abrió en 1610 con el telescopio parece insignificante al lado de los descubrimientos, el tamaño y la variedad de los fenómenos celestes que se observan hoy. Las preguntas actuales de la astronomía tienen que ver con el origen de las galaxias, la naturaleza de la energía oscura y la búsqueda de vida en los cientos de planetas extrasolares que se han descubierto y que se seguirán descubriendo.

Estas interrogantes ni se sospechaban en la época de Galileo, porque además muchas de ellas tienen que ver con fenómenos que no se habían aún observado. La respuesta de preguntas necesariamente abre nuevas interrogantes. Por ejemplo, hoy se sabe que las manchas solares, que observó por primera vez Galileo tienen su origen en zonas de la superficie del Sol donde pasan intensas líneas de campo magnético. Sin embargo, todavía no está del todo claro cómo se producen estas manchas y cómo evoluciona el campo magnético del Sol.

Al mismo tiempo, sabemos que los bloques básicos de la distribución de materia en el universo son las galaxias, constituidas de estrellas, gas y polvo (tal como Galileo vio que la Vía Láctea estaba hecha de millones de estrellas). Sin embargo, nadie sabe qué tipo de procesos físicos dominan en la formación de una galaxia, modelando sus características propias. Desde Chile, con los telescopios de última generación que se construyen -con nombres tan sugerentes como abismales, tales como Atacama Large Millimeter Array (ALMA), Large Synoptic Survey Telescope (LSST), Giant Magellan Telescope (GMT) o el ESO-Extremely Large Telescope (E-ELT)-, una nueva ventana del Universo se nos abrirá dentro de algunos años.

Y si bien han pasado siglos desde los descubrimientos de Galileo, y la tecnología de hoy es infinitamente superior a la que él tuvo acceso, esto no nos asegura que encontremos respuestas a las preguntas que nos hacemos hoy sobre el Universo. Para poder responderlas, es necesario recordar (re-cordar es volver al corazón) el legado más importante que nos entregó Galileo y sus antecesores: la búsqueda de la verdad y la expansión del conocimiento sólo avanza en total libertad y sin ataduras de ninguna especie. Debemos estar lo suficientemente abiertos de mente y de espíritu, para recibir y aceptar lo que el Universo nos mostrará en el futuro gracias a los grandes telescopios, y a estar preparados a recibir sorpresas que son inimaginables, porque la riqueza y los secretos del Universo han demostrado ser siempre superiores a la imaginación.
[zoiladulceuva]~

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