Patricia Mora Ramis/EFE - 3/24/2009
Fuente: listindiario.com
Madrid.- Cuando Ana Mercedes Peralta logró traer consigo a España desde la República Dominicana a su hijo Luis Carlos Polanco, Luisito, tras varios años de duro trabajo, nunca pensó que ese futuro mejor que vino a buscar para él y sus hermanos quedaría cortado por dos disparos en la nuca, a sus 22 años de edad.
El pasado viernes Luisito recibió dos impactos de bala por parte de un vigilante de seguridad que le confundió con un traficante de droga, mientras caminaba por el distrito de Tetuán, en Madrid.
Su madre, dominicana de 48 años y oriunda de la ciudad de San Francisco de Macorís (centro del país), se trasladó a España en los años 80, sola, como parte de un flujo migratorio que se inició en ese momento desde la isla, liderado fundamentalmente por mujeres.
Sus primeros años de trabajo los cataloga como duros, ya que trabajó en el área de limpieza en casas particulares, y también en el sector de la hostelería.
"Fueron muchos los suelos que limpié en este país, trabajando duro para poder traer a mi familia", comenta todavía afectada por la reciente muerte de su hijo favorito.
Luisito, que junto con los otros dos hermanos crecieron en la céntrica calle Fuencarral de Madrid, y estudiaron en la escuela Santa Isabel, fue, según su madre, ese hijo apegado que siempre se preocupó por ella, y que estaba pendiente del estado de su sonrisa.
"Él era muy apegado a mí, y yo a él, era lo mejor que yo tenía",comenta entre sollozos.
Según Ana Mercedes, su esposo Faustino Polanco, sus hermanos, familiares y amigos, Luisito era un joven "a quien todo el mundo quería", apasionado de la salsa, un baile en que "era una estrella", y con una devoción desmesurada por el equipo de fútbol Real Madrid.
"Me gustaría que el Real Madrid supiera que ha perdido a uno de sus fanáticos más grandes", resalta la madre.
Esa pasión se encuentra simbolizada en el balón que acompaña su retrato y en las decenas de velas que desde el sábado han convertido la esquina de la calle Topete y Carnicer, donde cayó abatido el joven presuntamente por los disparos de un vigilante de seguridad, en una especie de altar.
Ahí, conocidos y vecinos del barrio de Tetuán se agrupan a comentar la tragedia, a enterarse de las últimas noticias sobre el "culpable", sobre el juicio, y a hacerse la misma pregunta que todavía se hace su madre, y sus familiares: "Por qué lo mataron, si ese niño no tenía problemas con nadie".
El joven dominicano de nacionalidad española, que jugaba al fútbol con los niños del barrio de Tetuán, donde reside un alto número de dominicanos, se encontraba actualmente sin trabajo, pues tanto él como su padre Faustino se dedicaban al sector de la construcción y estaban a punto de presentar los papeles para cobrar el seguro de desempleo.
Según su madre, este lunes iba a presentarlos, ante la urgencia del nacimiento inminente de su primer hijo.
Arianny Pinares Ruiz, su novia, embarazada de más de ocho meses y también dominicana de la sureña ciudad de Baní, comenta que será una niña, que espera que nazca el próximo 5 de abril y que se llamará de primer nombre Astrid, "como quería su padre, aunque a mí no me gustaba el nombre", y de segundo, "Luisanny", una contracción de ambos nombres.
"Luisito estaba contento esperando a la hija que no va a conocer. Me decía: 'Mami, mi hija no va a ser una loquita vieja de esas que andan por ahí, porque yo voy a trabajar para que tenga siempre lo mejor'", cuenta Ana Mercedes.
Con cinco hijos, dos de los cuales permanecen en República Dominicana debido a que ya son mayores de edad y no pueden ser reagrupados si no cuentan con un contrato de trabajo, Ana Mercedes inició en junio pasado la "Esquina Latina", un bar ubicado en el barrio de Vallecas, que según comenta no va bien.
La tragedia encuentra a la familia Polanco Peralta con el padre desempleado, el bar sin dar rendimiento y una hipoteca de más de 250.000 euros (más de 338.000 dólares), cuyas llamadas por el retraso en un pago no han cesado, aún en estos últimos días.
A pesar de esa situación, la madre del fallecido asegura que no pide a España nada más que justicia ante la tragedia que se ha instalado de improviso en el seno de su familia.
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