viernes, 13 de marzo de 2009

Sinuhé en busca de adeptos



Por Marcial Báez


Tiempo ha, no llegaba a mis manos una de esas obras que nos internan inquisitivamente en el corazón de la vida.

A través de un artículo del profesor Juan Bosch, titulado “ Las Pifias del Premio Nobel”, tuve la oportunidad de conocer la existencia del libro “SINUHE EL EGIPCIO” de Milka Waltari ( 1908-1979), despertando en mi la curiosidad de sentir, lo mismo que él expresaba y recordar las puras sensaciones que se sienten cuando se ha leído a : “Médico de cuerpos y almas”, (Taylor Caldwell), “La ciudadela” (A.J.Cronin), “Auto de fe” (Elías Canetti), “ Cien años de soledad” (Gabriel García Márquez),“La Consagración de la Primavera”, (Alejo Carpentier), “El Abogado del Diablo” (Moorrist West), “Hojas de Hierba” (Walt Whitman), “Camino Real” ( Juan Bosch), “ Hay un país en el mundo” ( Pedro Mir) y otros que nos van arrancando el vestido de la ignorancia al penetrar en nuestro entendimiento.

Aún narrando situaciones que nos llevan al fascinante y doloroso mundo del Egipto de los faraones (Asmenhotep II, Akhenaton, Tutankhamon), Siria, Babilonia y la Creta anterior a la Helade; toda su fuerza imaginativa transpone el espacio-epocal y nos remite a esa actualidad que bulle necesitada de palabras punzantes a las sensibilidades humanas, para darnos, cuenta de lo que realmente somos.

Las manifestaciones de la existencia desfilan nítidas en cada capítulo: la Medicina, el Poder, la Oratoria, La Milicia, La Pintura, la Arquitectura, La Religión, la Gastronomía, Las Costumbres, etc. Secuencia que nos permite atrapar al orbe en ese conjunto impresionante de palabras siguiendo el camino de la verdad cuando afirma: “ No es acaso una realidad que un médico no lo es realmente hasta que conoce humildemente que no sabe nada? Pero no hay que decirlo a los profanos, porque lo que importa ante todo es que un enfermo tenga confianza en su médico y en su habilidad. Es el fundamento de toda curación sobre la cual hay que edificar. Por esto un médico falible pierde su reputación y disminuye la de sus colegas. Por esto ocurre que en las casas de los ricos, cuando después de un primer médico se llama al segundo y a un tercero para examinar un caso difícil, los colegas prefieren enterrar el error del primero antes que revelarlo con gran perjuicio del cuerpo médico. Por esto se dice que los médicos entierran juntos a sus enfermeros”.

El arte tiene su participación reflejado en la figura de un pintor, al que le transmiten la experiencia, trazándole la senda de tener fe en sí mismo sin dar crédito a las lisonjas: “Cierto es que el artista es a menudo un agua aduladora o un espejo mentiroso, pero a pesar de todo, el artista es más que agua. No te contentes con lo que te digan, debes creer lo que ven tus ojos claros”.

Las sugerencias que toman forma en “SINHUE EL EGIPCIO” son inagotables; por ejemplo: “quien ha saboreado el poder quiere siempre más y más, y esta pasión es la más terrible de todas, pero proporciona también el mayor de los goces”, esto estremeció mi capacidad pensante y como tal nos concierne por ser una imagen explícita de nuestro presente. Por tanto me motiva invitarles a leer el ejemplar, para apartar las ideas aberrantes y hacer un mejor uso del Poder.

El SOl. Santo Domingo, R. D. 16 de noviembre de 191. Pág. 6
El PERIODICO. San Cristóbal, R. D. Noviembre 1994. Pág. 6

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